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las burguesías de nuestros países semicoloniales con el imperialismo en general y con los fascistoides criollos.
Los regímenes políticos que imperan actualmente en el mundo capitalista pueden dividirse en dos grandes casilleros: democracias y fascismos. Junto a esta clasificación hay otra que tiene una enorme importancia: el mundo se divide en países imperialistas y en pueblos colonia.
les y semicoloniales. Tanto el fascismo como la democracia burguesa y los estados imperialistas y coloniales y semicolonialey son, sin distinción.
productos lógicos y naturales de la economía capitalista. Por eso en todos los pueblos del mundo burgués, sin distinción de categrías o clasificaciones, se presenta un fenómeno que cubre el panorama histórico con.
temporáneo y que hace palidecer a todos los demás; este fenómeno es, huelga decirlo, la lucha de clases entre el Trabajo y el Capital.
La democracia no puede considerarse en abstracto, por encima de la lucha de clases. Siendo la oposición entre proletariado y burguesía la realidad más importante en la sociedad, las formas políticas caen, quiérase o no, dentro del campo de la clase capitalista o de la clase obrera. La democracia, que es una forma de gobierno, no tiene vida propia e independiente de la realidad económica y marcha como el capitalismo en su conjunto, por el despeñadero histórico de la decadencia de la sociedad burguesa. La economía capitalista no puede vivir ya, tal como fué en sus buenos tiempos y tendrá que ser transformada necesariamente en fascismo o en socialismo: fascismo si la clase burguesa triunfa en sus es. uerzos por salvar lo esencial de la economía capitalista, esto es, si logra hacer que se prolongue un régimen en el que los hombres viven y se en.
riquecen a costa del esfuerzo de otros; socialismo si el proletariado logra enterrar para siempre el régimen de la explotación del hombre por el hombre. La burguesía mundial considerada en su conjunto no puede ser ya, pues, antifascista. Por lo cual, para salvarse como clase, tiene que arrojarse en brazos de las dictaduras antidemocráticas que ahogan brutal y sanguinariamente los anhelos de mejoramiento de las masas obre.
ras y populares oprimidas y famélicas.
Por la misma razón, ante la corriente fascista de la burguesía, la clase obrera y los elementos populares todos defienden a la democracia aun en sus formas limitadas, es decir, hasta la democracia burguesa, que no es otra cosa que una democracia a medias. Pero no proceden así porque se conformen con este tipo de democracia, ni mucho menos para dejar la administración de la propia democracia a la burguesía, pues esto equivaldría a dar tiempo y oportunidad a la clase capitalista para que a la sombra de las libertades democráticas transformaran a la democracia en fascismo. Los verdaderos amigos de la democracia son en esta hora demócratas progresistas, demócratas que tratan de hacer de la podrida democracia burguesa una democracia dinámica, ascendente, con un contenido revolucionario dentro del cual las reivindicaciones sociales, políticas y sobre todo económicas de los trabajadores encuentren un grado de satisfacción tan alto como permitan las circunstancias particulares de cada pueblo y de cada momento en que viva cada país.
Tales objetivos no se obtienen ni se obtendrán, evidentemente, con palabras ni con teorías, sino con hechos y con realizaciones prácticas. Sin embargo, la teoría no es un adorno en las luchas históricas, dentro de las cuales sirve de guía y de brújula a las clases sociales. Por eso es indispensable saber avalorar correctamente cuál es la democracia, o remedo de democracia, si se prefiere, que trata de utilizar la burguesía para preparar el fascismo, y cuál es la democracia progresista, dinámica, ascendente que servirá al pueblo trabajador para superar la democracia a medias que organizó el capitalismo y que ahora el mismo capitalismo trata de transformar en fascismo. Cuando comprendan ésto los verdaderos demócratas, los enemigos encubiertos e hipócritas de la democracia no podrán realizar maniobras antidemocráticas y antiprogresistas como las que ahora, a pesar de ser tan absurdas, realiza con cierto éxito el imperialismo inglés en Sudamérica. Entonces, en fin, habrá grandes pra habilidades de que la causa de la verdadera democracia se salve con el socialismo, PÁGINA