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forma más o menos encubierta, pero con la suficiente claridad para que las clases cuyos intereses defienden estas gentes, se den cuenta de que dentro del aparato oficial hay quienes defiendan sus intereses. La finalidad que persiguen no es otra que la de provocar el caos económico. Persiguiendo el mismo objetivo, estos individuos lanzan su veneno y sus iras contra los dirigentes obreros y toman en este aspecto de la cuestión posiciones que coinciden, al cien por ciento, con las de los sectores más reaccionarios, Mas como eso no es suficiente, acuden también en auxilio de las fuerzas de la reacción los políticos que han sido desplazados del aparato oficial, pero que cuentan todavía en él con amigos. Sus exprotegidos La actividad de Portes Gil, por ejemplo, ha sido denunciada recientemen.
to en un acto público celebrado por un grupo de miembros de la XXXVI Legislatura recordando una cosa que es del dominio público, ésto es, que Portes Gil maniobra en la sombra para dividir a los individuos y a los grupos que forman la base social del Gobierno de la República.
LA CLASE PATRONAL La clase patronal, por su parte, está más activa que nunca. Además de propiciar todas las actividades mencionadas, los capitalistas, abanderándose en un falso patriotismo y explotando el deseo obrero de colaborar en la reconstrucción de la economía nacional, tratan de aprovechar la situación en beneficio propio y para destruír muchas de las conquistas obreras obtenidas en largos años de actividad sindical. Los reajustes, los paros, las reducciones de salarios, etc. están a la orden del día en las más diversas regiones del país.
La ofensiva patronal logró exasperar a los trabajadores de Puebla, provocando al fin y al cabo la huelga general en el Estado. Sin pretender analizar la actitud de los dirigentes obreros poblanos, calificada ya por el Comité Nacional de la Confederación de Trabajadores de México, salta a la vista que el movimiento se debe en último término a la provocación patronal, provocación que, insistimos, no es única en el país y que obedece a un plan de proporciones nacionales. Por estos medios se trata de dividir a las masas y de enfrentar a parte de ellas con el Gobierno. Si ésto se lograra, se habrían creado las bases para una ulterior intentona armada de la reacción, que tendría mayores probabilidades de éxito que la de Cedillo.
Tales son, pintadas a grandes pinceladas, las principales modalidades que actualmente toma la ofensiva de la reacción nacional contra el movimiento progresista de México. lo dicho sólo habría que agregar, como aspecto de mayor importancia, que los contrarrevolucionarios del país cuentan con el apoyo decidido y franco del imperialismo extranjero.
Por eso ahora es más necesario que nunca redoblar la vigilancia de los elementos progresistas del país contra los eternos enemigos del progreso de la humanidad y de la causa de la liberación de los oprimidos. El momento es de grandes responsabilidades, que pesan principalmente sobre el movimiento obrero organizado y sobre el Gobierno de la República.
Los trabajadores deben tener un hondo sentido del papel que les corres.
ponde. Sy lucha en contra de la clase patronal debe estar de conformidad con las circunstancias históricas por las que atravesamos. Hay que detener enérgicamente la ofensiva patronal; hay que aplastar en su cuna los nuevos ataques de la reacción; pero hay que comprender perfectamente que su fuerzas solas no bastan aún para llevar a la Revolución hacia adelante, razón por la cual es indispensable no dejarse provocar por los capitalistas, pues ésto equivaldría a hacerles su juego. El Gobierno, por su parte, debe obrar con toda energía. Las provocaciones patronales deben evitarse a toda costa. No debe permitirse que los elementos más retrógrados de la clase capitalista se confabulen para desorganizar la economía del país. No más contemplaciones, no más tolerancias para los enemigos de la Revolución. Aplicación fría y dura de la Ley. Legalidad sí; democracia, también; pero legalidad y democracia revolucionarias que sirvan de escudo y a la vez que de arma ofensiva para el progreso de México.
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