165 RENUVACION su muerte que ya estaba inexorable tocó, por vez final, probar las amarmente decretada para pocos días des guras de una cama de arriendo para pués; de su próxima muerte que todos eofertaos; las acuarguras de una cama comprendiamos, todos, menos él, el de arrierdo, cuando se siente bien querido poeta. fuerte la necesidad del carifo materY como nos lo Grmo, con la fe cie nal, el ansia infinita de ese inmenso ga que constituye la herencia final consuelo que sólo saben proporcionardeparada por la suerte a las víctimas le uno los brazos de un hermano, de la tuberculosis, él se volvió a levan los besos de la madre o los cariños ter. Porque en la vida humana plaga, confortables de una hermana.
da de crueldades, el acaso, esa fuerza esa mansión bien atendida, pero desconocida e implacable que rige los falta del calor del hogar, iba yo a verdestinos del Universo se complace, le con frecuencia.
bien así como el gato con el ratón, en Cuando después de la tregua de dos atormeotar los postreros iustantes de días que el dolor le coucediera, revida de sus presas con el ainargo pla cayó para no yo pro.
cer de la libertad provisional: les suel digué mis visitas. Iba con la convicta por 10 minuto; les dice: tvive, ción de que para él era un placer el. goza, urlet, y eu seguida les atrapa verme. Porque mientras otros llega.
de nuevo, les atrapa con doble, conban a discutir filosofía, yo le llevaba triple crueldad, les bota, les estruja bromas. Cuando se está a las puertas entre sus geras, complanciéndose con de la muerte, la risa es un copstelo.
sanguinario placer en la impotencia La enfermedad le agotó sus econodel vencido.
mías, y ctiando quiso volver a su hoGamboa volvió a abandonar sugar, se encontró falto de recursos.
lecho de tormento; volvió a pasear por Eatonces apeló al medio a que han las calles y avenidas de Santiago con spelado tántos literatos pobrex como mo un sano; vió de buevo la majes. él: a la venta desesperada de sus tuosa cordillera con la mirada placen obras. Los antigos más íntimos nos tera de los que cuentan con largos encarganos de expenderle su Tierra días de vida. Varias veces le encontré Nativas, en la Plaza de Armas, en el Correo. Yo me encargue de una parte de la en la calle de Ahumada, restablecido venta. Con este motivo menudeaban como el decla.
entre posotros los chascarrillos y las Poco tiempo después, el monstruo bromas.
de la muerte, que ya no le abandona Su libro se vendía a 1, 50 el ejemba, volvió a tomarle, iay. y para plar.
siempre! Entonces, si el médico fuié En cierta ocasión yo logré colocar más tremendo, en cambio tuvo para ocho a 2, 00 cada uno, pero con la con él menos hipocresías. Le derrum. obligación precisa de que cada ejembó en su último lecho extranjero de plar debería contener una carifiosa Santiago, donde entonces si tuvo la vi dedicatoria del autor.
sión de su destino. Ya la muerte no se Llegué donde él a pedirle la dedicaentretuvo en el juego malvado de con toria. Sonriendo tristenrente me concederle esperanzas que po había de testó. pero qué he de decirles si no ver realizadas. Apenas se le concedió les conozco? Sí, repuse, usted les dos días para subir al Cerro de Santa conoce. quiénes son ellos. Son Lucia, al espléndido paseo santiagui. éstos, contestéle, son estos ocho, que 20, desde donde, contetuplando el ban dado 16, 00, que servirán a usinmenso horizonte, e sono con los ted para fériocarril y hotel lasta Valespléndidos paisajes de su Cauca bien paraíso.
amado.
Gamboa, coutra su costumbre, lanEn el cuarto piso de ung casa de zó una carcajada, exclamando deshuéspedes de la calle del Estado, le pues. Trigueros, Trigueros, yo tengo.
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