RENOVACION moria el encanto de lo maravilloso, catal, con una longitud al parecer inde lo inaccesible! En el alma del au terininable, sente se vigorizan y alcanzan una Andrés descendía por la cuchilla, rara significación los menores detalles, fijos los ojos en las eminencias que a las gentes que jamás hubieran podido occidente dominan la ciudad, basta.
interesarnus. La fantasía recorte sitios que distinguió en la falda del cerro y ve siluetas que allá no despertaban de los Cristales, medio oculta por la ninguna idea: las calles torcidas, las arboleda de la casita blanc casas piejas, el loco del barrio, el pe ca donde pasó los más felices años de fro que siempre estaba echado eu al su niñez.
gún portón por donde no se podía Un sentimiento dulce como el aro.
pasar sin temor.
ma de las flores campestres embargó Ocurren soliloquios sobre las cosas su corazón. más vagas. Qué se habrá hecho Sus compañeros ibau hablando en aquel muchacho quien el maestro torno suyo, pero él callaba. le tiraba las orejas por bruto? ese Vi6 tainbien con cariño, la hermosa, otro que era el mejor de la clase y quinta de Santa Rita, allá abajo, en cuyo nombre después no ha sonado el fondo de la vega, con su amarilla jamás?
techumbre en figura de Desde el El nostálgico suele pararse de re patio la familia le hacía señas pente en una calle de la ciudad extran con los pafluetos.
jera, porque ha creído oír en el piano Se apagaba el crept que suena por ahí cerca, el aire de la noche, cuando del filo de la loma alguna música escuchada otro tiempo empezaron a descender, faldeando.
en su país. Apenas se distiuguían las blancas to Le suspende el más leve perfume rres entre los follajes de las palque evoque el recuerdo de la flor pre meras.
dilecta que con tanto cariño cultivaba Estaba ya oscuro al pasar el río por su madre.
el puente de Santa Rosa, y a todo el vive entre un mundo exterior correr de los caballos entraban poco que no percibe y un mundo interior y después en la ciudad, en el momento lejano que sólo ve su alma.
en que las campanas de San Francisco No! Los que no han dejado su pa daban las siete, con aquellos alegres tria, no comprenden por qué Andrés repiques que los caleños jamás olvidan sobre el pecho de Nelo lloról en la ausencia.
Bajaron en tropel por el tortuoso Al tropel de las cabalgaduras en las scadero de las Montañuelas, a la úl primeras calles, salían a las puertas y time. Itiz de la tarde: El fondo del ventanas las mujeres y muchachos del valle estaba ya sombrío cuando lo di barrio, y de una a otra acera se deVisaron desde la falda de Pat de Aza: ciao: car. Las cabalgaduras moderaron el. Es el joven del Campo, con todos trote entre las lajas y guijarros de la los que fueron a encontrarlo.
pendiente, y desfilaron una tras otra. Al doblar hacia la calle de su casa, Los jinetes iban silenciosos. Andrés lanzó su caballo como loco. Volvió a formarse el grupo al co. adelante; pepetró ciego al zaguán que menzar 18 loma de la Ligua, cuyo estaba de par eu par abierto, y al dessuave declive permitía una carrera montarse en el patio fué recibido por moderada. unos brazos cariñosos y por un anheDe la sierra montuosa que quedaba lante grito: atrás. bajaba un fuerte viento. que Andrés!
hacia agitar las puntas de las listadas. Era su hermana Soledad. que lo mantas y revolvía las crides de los condujo a uvá alcoba, donde una escaballos, La augosta y larga lonia se pecie de sombra vestida de luto lo esprolongaba entre los ríos Cali y Agua peraba.
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