170 RENOVACION en los hatos y gritos de pastores en las Allí almorzo y descansó tin poco.
lomas, Después de lo cual, con el anhelo de Por all pasó Andrés al sol de la llegar, inútiles fueron las indicaciompañana, admirado, encantado, di. Des de la familia para que dejara Icaer choso.
el sol, antes de seguir el viaje. Se Se detuvo un momento en uno de despidió, y hombres y mujeres que los corrales donde estaban ordefiando, daron en el corredor, viéndolo aleUna linda campesinita de negros ojos, jarse, de labios grosezuelos y rosada tez, or El caballo, que era un magnífico deñó una vaca de ternero grande y le animal incansable, reclamaba rienda pasó al viajero la pasija rebosante que suelta e iba trote largo por cuestas el mismo vió llenar. Arrimada al ca. y quebradas.
ballo esperó a que bebiera, y cuaodo Andrés lo echó al galope al atraveel joven le preguntó cuánto le debía, sar la villa del Carmen, donde no repuso ella: querfa detenerse, ai ver, ni oir bada, Nada, seior.
porque ese era un sitio funesto que Eotonces Andrés dió a la muchacha suscitaba en su alma la visión de un uo gran ramo de ale les, parásitas y cadáver. Pasó como si fuese persegui.
epas silvestres que había cogido do por una obsesión dolorosa, en el camino, acompañando el obse. Cuando llegó al pie de la subida de quio con una frase de elogio. La dulce Tocotá, eran más de las tres de la nifia recibió las flores y con ellas ador tarde.
nó su sombrero de paja, mientras sus Se desmontó al pie de una jigua que compañeras relan. Entre las risas, da sombra al río. El caballo estaba oíanse los chorros de la leche al apa. bañado en sudor y la espuma blangarse en los copos de espuma, queaba sti piel negra y lustrosa; las. Qué creſda! exclamó una de las euchas narices se comprimían y dilaordenadoras, asonando la cara fresca taban asosando.
y risucha por debajo de la ubre de Aodrés le acarició las criues himeuua vaca.
das y crespas y le aflojó las cinchas. Va muchacho que en la prierta del con lo cual el bruto se sacudió, abriencorral atajaba los ter teros, miro sott do la boca e aspirar brlamente a Andrés al salir éste. toda la frescura que bajaba por el Ya estaba alto el sol cuando llamós cauce umbrio.
la puerta de una gran cosa de teja, En ese punto se pasa el Degua por cuyo extenso patio sonbreábalo casi. áltima vez. Es ya un riachuelo cuyo por completo una grtiesa ceiba.
nacimiento está en el iudo de las Tres pertazos de ladridos roncos se montañas inmediatas. Sus humildes abalanzaron a la puerta cuando An randales serpentean entre las piedras drés llamó. Un moza los ahuyentó con lisas y se duermen bajo los carboneros gritos y piedras e hizo entrar al pasa y mayos florecidos. Allí se cree en la jero, después de contestar que sí vivía fábula del agua qtie canta.
allí la familia por quien se le pregun. Audrés subió de piedra en piedra, taba. Cuando las herraduras del caba e inclinándose bebió en el hueco de llo sonaron en el empedrado del corre una peña Las mariposas revolotearon dor, un caballero RACIADO, TICO propie. en torno de su cabeza.
tario de esa hacienda, salió a ver quién Al volver a donde estaba el caballo, llegaba a su casa, éste relincli6 acalladamente, como si Andrés dijo su notubre y siendo fuera una voz de amistad, Ya había reconocido como hijo de don Manuel recobrado el aliento para subir el re.
del Campo, que fué amigo del viejo pechon montuoso, por donde el baghaceodado, recibió las más freecas y queo del camino va en zig zag sobre campechanas atenciones, de parte del la tierra colorada, caballero y de sus hijos.
Lo que esperaba a Andrés allá arri.
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