158 RENOVACION Los tejados tenían up brochazo de En mi casa me habían enseñado a sol y a los helechos que crecen sobre llamarlas alas pifas.
ellos los mecía la brisa: parecían ma. Vuelvo a mirar la gran sala sombría nos pequeñinas que se agitaran con en la que resouaban los pasos, con stis alegría.
inmersos a diarios Ileros de molduras Que bello ha sido todo eso! Yo es. y adosados a las paredes, sus muebles taba feliz. de resortes forrados en tela negra, vie.
Tau contentos como las golondrinas jos y derrengados y en las paredes los han estado los niños de mi calle. Sus grandes retratos de señores de rostros gritos se confundían con los gorjeos alargados, graves, embutidos en enorde las aves, mes cuellos, destacándose sobre el fon Un piano de la vecindad tocó un do oscuro del lienzo, deslizándose aite dulce y viejo, a través de esta gran sala veo las figu.
Entouces un sentimiento iufuito de ras sileuciosas y enlutadas de las dos ternura por ini calle ha javadido ti ancianas.
espíritu. Mi callel Cuánto la quiero! En Nita, la viejecilla dolce, era amiga ella naci, a su:? owbra he crecido y en mia. Me gustaba ir a buscarla para que ella han vivido mis más grandesafectos. me enseñara los tesoros que contenían He vuelto a ver. bañada por la los arinarios: cálices, copones, misales, claridad hialina de esta tarde. mi vestiduras sacerdota calle como estaba hace muchos años, cábamos con manos devotas. Ella me cuando yo era una cluiquilla, con sus decía que todo aquello había pertenefilas de casas viejas que tenían aspecto cido a un heriuano. suyo, sacerdote, de abuelas venerables y cariñosas y en muerto hacía juuchos años.
las que vivían gentes que me amaban. He tenido la ilusión de volver a sen.
Lasquealiora une quedan al frenteson tirme hundida en uno de los grandes upas casas pada bonitas, pero con pre sillones de resortes, hojeaudo un libro.
tensiones. En aquella época eran 1100ste cuajado de viñetag maravillosas y caserones sencillamente feos que tenían que Nita había sacado para mí de uno pequeñas ventanas de vidrios sucios y de los armarios, mientras ine narraba empolvados. Las paredes estaban eu con su vocecita teniblorosa cual agua caladas y llenas de rajaduras negrüz. que gluglutes, el nartirio de algún cas. Recuerdo que cuaudo estaba en Santo que leyera en el año. crisferma y no me permitían salir, pegaba tianos; o bien curioseando en un penii cara a los cristales de las ventanas queñio cofre de madera olorosa en el de mi casa y me entretenfa formando cual dormían muchos recuerdos de figuras fantásticas con las aberturas y Nita. en el cofre descansaban aquegrietas que lucían aquellos biuros. Los recuerdos, rodeados de un ambienYo me he dicho: Como sus dueños te de paz semejante al que teida en esos viejos caserones cayeron y lo esos rinconcitos de las iglesias de altrismo que ellos dejaron lugar para otra dea, en donde una lamparilla florece generación de hombres, ellas han dado timidamente como una violeta. Ah!
campo a otra generación de casas. Que el corazóu de Nita era la lámpa. En uno de ellos visla un par de an. rilla que velaba las memorias que ella cianas que no olvidaré nunca. AS veo había podido arrebatar al tiempo que ahora través de todo el tiempo que hufa con 9tt vida hacia la eternidad.
ha pasado, como si estuvieran aute ni: En el cofre de madera olorosa, ella la una con su figurita suave, sonrien guardaba devocionarios con tapas de te, de rostro pálido, agradable, ha cuero y broches dorados llenos de es: blándome con su vocesilla chillona y tampas casi todas de vírgenes arrodicariñosa. La otra era una mujeroda lladas ante una aparición lumino alta, seca y que tenía un yozarrón de sa que se destacaba sobre un fondo wilitar. Yo le tenía horror. Me pare azul; flores secas que se desmenucía un hombre disfrazado de mujer. zaban; al más leve coutacto, cuyo Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.