154 RENOVACION. Aquél siembra el lino y bace las cuer tes de las diversas barcas se peleaban das de las redes con que éste pesca, le por el sitio en que hablan de tender provee de las maderas para sus barcas. la red, y volvían algunos descalabra.
Agul, en las arenas de esta playa dos de la refriega.
de Espinho, se ven descansar, de prog las tres horas de haber salido, al mar. las barcas pescadoras. Recuer vuelven, trayendo el danpe lo que debieron ser las naves cuerda. es un espectáculo emociocon que los aqueos arribaron a Troya, tante, y a las veces soledine, ver a las tavęs homéricas. Son, de hecho, las barcas de levantada proa esperar, como ejemplares sobrevivientes de una con el cuello erguido, olas favorables especie ya en otras partes extinguida, y embestir luego a la arena entre C85.
Tienen, en efecto, algo de primiti. cadas de espuina y griteria de los que vo estas barcas sin quilla, fondo pla las esperan. luego, a tirar de las 10 como el de las chalanas con su dos cuerdas de la red para recogerlas, apuntada proa al modo de goudolas, y Tiran desde la playa con parejas de en ella una cruz de remate. Viéndo bueyes, las en tropa, cual extra na bandada de Esto de sacar las redes con parejas aves en reposo, diseñarse sobre el cie de bueyes es lo que más carácter da a lo, acuérdase tino de equelloso. la pesca en Espinho, asentejándola a. esqueletos de caderas. una labor agrícola y prestando asidero que foram descobrir wundos e warrs.
a la imaginación para cotejar cou la labor de los campos en esta región en Hay algo de solemnc en la suprema que, como digo, el mar parece se rusencillez de esta visión para quien lo raliza, niira con los que recorrieron la his En otro tieupo sacaban las redes a toria trágicomartinia de este brazo, y los que del campo bajaban a Jarti da Europa a beira par planlado.
esta penosísime tabor, estaban exentos del servicio inilitar. Bien decía el Luego non puestas Jas barcas en que dijo: Bendigamos al qtte pritueanovimiento. Llénanlas con las redes, rodomó el caballo; pues, si no, la miy, haciéndolas resbalar sobre rodillos. tad del género lunapo estaría llevanlas empujan a las espumosas olas, do acuestas a la otra mitad. 4 playa abajo. Los tostados dorsos van pesar del caballo, algo así sucede. apretando contra los costillares de las Durante cosa de dos horas tiran, barcas. Dejan sujeto en la arena el pues, de cada una de las dos cuerdas cabo de una de las dos cuerdas de la de cada red unas diez parejas de buered, Montan en cada barca unos trciu yecitos rubios, de larga y abierta corta tripulantes, media docena para ten damenta, ocho tirando a la vez y dos der la red y deurás hienesteres, y diez de reveza. allá los véis caminar o doce a cada uno de los dos grandes pausados por la fina arena que se les renos. Pues dos tiene cada barca, co liunde bajo las heudidas pezuñas, mo dos aletas, con un gran ensancha mausos y sufridos, aguijados por esmiento central que hace de strolo. tas mujeres descalzas con su ceiidor allá van, bogaado alta mar, para a medio vientre y su sombrerito de arrancarle su sustento, brillando al sol labradoras, un rodete. Ese ceñidor, sus bronceadas espaldas, cogidos del una faja que se ponen sobre el vientre, remo, como los galeotes, dándose ca bajo la cintura, es característico de ra media a media docena de hombres las mujeres del Aveiro, sirveles acaso en cada uno de los dos remos. de apoyo en sus esfuerzos. el somAlejanse de uno a dos kilómetros brero responde a la costumbre de lleen invierno más, pues en verano la var las cargas sobre la cabeza.
sardina se acerca a la costa. y autes y allá van los biieyes, arando el de echar la red rezan todos piadosa mar y así le llaman, lavrar o mar, mente. En otro tiempo, los tripulan. uocidos con estos cariosos yugos del Este documento es propiedad de la Biblioteca Nadonal Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bbliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.