Violence

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RENOVACION. Luz, muy triste Lo de siempre, Mar rog creer que yo, la hija de su jefe, me bacelo; sólo que esta vez estuvo tan hrusco bía enamorado de él, como la heroína de no conpigo. conniigo!
sé qué opereta. MARCELD, inquieto. Acaso.
En la calle comenzaba a susurrarse algo.
Luz. No llegó tanto. Solo me enpe en fin, me casé, porque at. pe casé. jó con violencia. No pude dominante y llc. MARCELO. Cou qué estoica y dolorosa reré. Algunos amigos me apartaron de allí, signación aceptas tu sacrificio! Según tus MARCRLO. Es odioso. La cosa fué más Creencias, 40 matrimonio infeliz es algu ari grave de lo que creía.
como 119 calaboxo del cual se ha perdido la Loz, resignada. Es mi sino Habia to llave. La feliciclad es un dereclio, no una mado él más de lo conveniente y empezó a concesión; reclama tu le parte de alegría que exbibirse en la mesa. Después, cuando nos te corresponde en la vida. Jevantanos, yo aparte, donde juzgué que Luz. S1, en verdad, tenemos derecho por nadie nos oia, le hallé. Traté de con lo dienos, ester tranquilos.
vencerlo de que nos fuéramos CH. ya MARCELO. Pues entonces no repares C11 vez como descargó su cólera contra tuf. medios y busca la tranquilidad. Mariana talvez me flajele. Estoy resiguada: LUZ. Marcelo, me das miedo.
es qui suerte.
MARCELO. No, eso uncu! Tu tienes ESCENA VII. derecho a ser feliz, o por lo menos a vivir Dichos, RobeRTO, BLANCA, FERNANDO, tranquila, a vivir en paz.
Luz. Puede ser. Mas do olvides que GRACIRLA. LUIS, ANGEGA, DOÑA ENde todo esto soy la tuica culpable.
CARNACIÓN y varias damas y caballesos.
MARCELO. No es cierto, ti se te engaViene del salda y penetran ho wiserablemente. Jamás he querido com e el gabinete alegremente.
mentar contigo estas cosas, pero fué la vi. ROBERTO, creándose LNZ a Mar.
llena de Alfredlo lo que te luizo desgra colo Venimos tras usted, Luz, gos es iacinde. Desgraciadia no; digo tal; lo que dispensable para representar una charada tú con tu carácter has heclio que sea el fra que acaba de pedirme doña Encarnación, caso de tu vida. GRACIELA Roberto, cuidado! el otro día Loz. Yo te contradigo; quizá tengas ra: inventó listed una. las mujeres no padlzoo, yo soy la niás responsable, no tanto por mos saber lo que era. y después ustedes los mi caída, conto por mi dolorosa resignación hombres se estaban rienclo solos. para lo que han querido hacer de mí.
DORA ENC. a darceio. Jesús! Marcelo MARCELO. Cotuprenido por qué fuiste todavía no nos habíamos visto. Usted conburlada. Lo de siempre: el pelimetre que secuente con su mala costumbre de hacerse sorprende la fogebuidad de una colegiala; desear, lege siempre de los Alticios.
pero lo que nunca he podido explicarme MARCELO. Excóseme tistel, sefiora, teporque entonces estaba fuera del país, es DIA Algo urgente que hacer en la calle.
la leyenda de tu matrimonio. Como te. unis DORA ENC. Ya se ve, como que es usted te a un hombre quién no amas?
uno de los tropibres del día.
Loz, Mi caso no es tat raro; y, además, MARCELO. No tanto, gefiora.
soy tan dócil, tan débil. Mejor no liable DORA ENC. volviendose lodos:mos de estas tristezas.
original, originalisi de lo que sucedíal El MARCEL Alfredo se marelió al extran padre era Ministro, y el hijo escribía en los jero. La familia le premio la hazaña con periódicos de oposición! El caso parece in una temporada en París. en tanto que tú. verosímil. Pero, Marcelo, tenga la fineza LUZER fanto que yo, bajo la coacción de explicarnos por qué consentía que en EL de los mios, tuve que pasarte con Nicolás, Horaida, ta doodle colaboraba usted, de ataop empleado del almacén de papá, que encara a su padie?
paz descarse. Se pusieron en juego tokla: MARCELO. Perdónenie; a mi padre no; las intrigas imaxinables. Nicolás parecia al Ministro de Gobernación.
enamorado de mi: no me quitaba los ojos Doxa ENC. De tal modo que la caído.
cuando yo iba al almacén. Hasta le hicie MARCELO. Yo no lo siento.
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