RENOVACION 117 tos al anochecer de un día crudlísimo, en que había estado devando. Juanico conversó uo rato con el encargado de la casa y le piclio albergue. Le indicaron 118 cobertizo lleno de estiércol. Juanico se acostó en el muledar. la tallada siguieute lo encontraron muerto; junto a e, sentado en dos patas, con la cabeza levantarta al cielo, estaba aullando el perrito. Axorio (Del libro de Azorín, España. is Las puertas Ya os he hablado de las ventanas; vierno, en las casas grandes y viejas, ahora quiero que sepiis la emoción con sacudidas y pequeñas stetopacioque eo mi suscitan las puertas. Yo Des, cuyo sentido no comprendemos.
anno las cosas: esta inquietud por la No os dice nada una de estas pueresencia de las cosas que nos rodean ha tas llamadas surtidores que dan paso dominado en mi vida. Tienen alnia las de una alcoba ancha y sombría a un cosas? Tienen alma los viejos mue. corredor sin muebles, con las paredes bles, los muros, los jardines, las ven blancas. esta otra dividida en petanas, las pueſtas? Hoy misplo, sent. queños cuarterones que da paso uns do ante la mesa, con la pluma en la vieja cámara campesina, con una pemano, he advertido que entraba en la queña ventana alambrada y con una pegtiena biblioteca el mayoral de la leja en que hay un espejo roto y un labranza y die decía: cantarillo con miera. esta otra con Esta noclie las puertas han trahe las maderas alabeadas, liqchadas por jado mucho.
la huciedad, carconidae, que cierra Yo oigo estas palabras y pienso que, un huertecillo abandonado, con parraen efecto, esta noche pasada las puer. les sombríos y bierbajos que creceu tas han trabajado reciamente. Tienen en las junturas le Jas losas, con un alua las puertas? Un viento formida. viejo árbol por cuyo seno verde tuerce ble hacía estremecer la casa; todas las el paso una biedra, como en los verpuertas de las grandes salas vacías, sos de Garcilaso?
las de las cámaras, las de los graneros. No hay dos puertas iguales:respetad.
las de los corredores, las de los peque, las todos. Yo siento una profunda ve.
dos cuartos perdurablemente obsctiros, neración por ellas; porque sabed que todas, todas las puertas han lanzado hay un instante en nues sus voces en el misterio de la poche. tante único, supreino, eu que detrás de Una puerta no es igual a otra punca: 102 puerta que vamos a abrir está puesfijaos bien. Cada una tiene su vida tra felicidad o nuestro ipfortuoio.
propia. Hablan con sus chirridos sua. Azorin ves a broncos; tienen sus cóleras que estallan en recios golpes; gimen y se (Dei libro Las confesiones de un pequeño expresao, en las largas noches del in filosofo. linsIII.
Maria Rosario Maria Rosario, tá tenias entonces quince up traje negro y un delantal blanco; tus zapatos eran peqtebitos y nue tos, Maria Romerio, tú te ponías a coller en el patio, en un patio con un toldo y grandes evotrimla en cueS pintadas de verde; el piso era de ladillos rojos may limpios. aquí, en este patio, tú te sentabas delanto de la máquina: att laclo estaba tu tía con su traje neyro eu cans pálida; más lejas, en un ángulo, estaba Teresica. había un ancho fayanco atestado de ropa blanca y de telas 8: tiedio cortar, y tá revolvías con tus manos delicadas estas telas blancas y ponlas Este documento es propiedad de la Bblioteca Nacional Miguel Obregón Llzano del Sistema Nacional de Bbliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.