San José, Costa Rica 30 de Abril de 1914 RENOVACIÓN Año IV Núm. 80 LITERATURA CRITICA BIBLIOGRÁFICA FALCÓ, ZELEDÓN a cro. EDİTORES AGO Antonio Azorín ¿Por qué algunos días me siento tan fecundo: hay a parte de éste el segundo amigo de Antonio Azorlu? No sé por hombre, el hombre reflexión, nutrido, qué; pero sé que es así. Hoy, ayer, alentado en copiosas lecturas, en Iartoda esta semana, Azorín es mi amigo, gas soledades, en minuciosos autoel mas fptimo de todos mis ainigos, análisis. El que domina en mi, por Hoy hace sol; pero dentro de mí desgracia, es el hombre reflexión; yo perdura la seusación tediosa de estos casi soy un autómata.
tres meses que llevabios grises. Tengo n este capítulo yo soy hermano de hambre y sed de primavera: todo mi Azorín. He nacido voluntarioso, acticuerpo añora la tibieza del aire solea vo, sensual, y he pasado la infancia do y bien oliente, toda mi alma allora con una voluntad inflexible pesando las serepidades de la confianza en sí sobre mi voluntad y el miedo del jn.
misma; porque el gris del invierno me fierdo, un miedo sobrenatural, hacienhace desconfiar, y este anhelo de sol do sombra a todos mis deseos.
y fe me ha puesto melancólico y de ahora tampoco se querer y el es.
sesperanzado. Yo no sé dónde ir ni tremecimiento de la vida apenas me qué hacer; sé que estoy triste como coomueve.
esos pueblos tristes que visita Azorín, Azorín se acuerda de un campito veresos pijeblos donde, junto a la fuente de y de una casa blanca que atisbaba que casi se ha secado, se oye el pau. por la ventana del estudio. yo me sado campanear del toque de agonía. acuerdo también de mis estudios. En Sí. España es triste y el vivir es triste: la puerta que daba al jardín babía una por eso es mi amigo Antonio Azorín. persiapa pintada de rojo, y entre sus. Quién es este Azorior pregunta mirillas veía yo los cuadros cercados ella. Es un hombre joven que vive de evónimos y un ciprés rígido en cuen unos libros que tú has de leer. Tu. yo tronco había un hormiguero; un vo cuando nifio unos buenos maestros cenador cubierto de parra, y como Escolapios, que le domaron la volun centinelas del cepador, dos grandes tad, de tan perfecta y rotunda mane adelfas cuajadas de flores color de cora, que hoy. pasados treinta años des ral; en los cuadros había girasoles con de entonces, aun no acierta a querer cabezotas negras orladas de amarillo, por sí mismo: escucha como dice: Yo y geranios sangrientos. en los la.
soy tin tebelde de sí mismo: hay endrillos de una escalera crecía una ma mí dos hombres: hay el hombre volain ta de ruda, y al pie estaba un plantel tad casi muerto, casi deshecho por de romero y volaban abejas sobre el una larga educación en un colegio cle: plantel. en las horas de siesta, rical, seis, ocbo, diez años de encierro, mientras ellas runruneaban del ro.
de compresión de la espontaneidadi mero a la adelfa, de la adelfa a la pade contradición de todo lo natural y tra despatarrada sobre las baldosas Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica