Carmen Lyra

102 RENOVACION. formar en el suelo del patio mancbas rior. Era un lindo pajarillo que se brillantes, acercó brincando a la anciana.
Eotreabrí la puerta discretamente. Tía Lucía, quiero el cuento de la Ah! la misma sala que recorrí tantas carachita mandinga.
veces de niio y de joven, olorosa ce. La pequeña se acurruco a los pies dro con sus grandes bancos de made. de la blanca viejecilla.
ſa bu arcón y su męsa fabricados por Pues bien, había una vez una cu.
ini ahuelo. Sobre la mesa ona peque. çarachiti tandinge que estaba bala lámpara de sombra blanca que lle Tiendo la puerta de su casita y se vaba por todos lados su luz suave y encontro un cinco.
amorosa. Al mirar aquella lámpara y Ast comenzó la voz de la aociana, la luz apacible que proyectaba, pensé voz temblorosa y apagada, pero que a oa amable anciana de cabellos fue recordo otra voz de seda, ju.
blapcos que lo fuera tocando todo con renil y fresca, que un día deshojándo sus måtog pålidas de abuelita cari por juí una margarita, decía: Vol.
Hosa.
verá, no volveráti. Upa tosecilla discreta atrajo mi mi. No se habían dado cuenta de mi rada hacia un rincón de la sala. Ah! presencia: Cerré con precaución y me Pero si allí estaba la esciana que alejé lentamente.
creata pi imaginación al mirar la láin lo lejos, desde una eminepcia, para que iluminaba la habitación con volví la cabeza y pude ver todavía la su brillo píveo. Sentada en una silla Juz apacible que salía por las yeutapas baja, una viejecita encoryada, blanca y que alumbraba lo que restaba, de toda ella, cabellera blanca, el rostro y aquello que una vez fué blança ilusión las manos de una palidez de luna, eu de nii vida vuelta en un ropón claro; desmotaba Después le sabido que Lucía nunca aigodón. Era una escena blanca: nus. quiso casarse. Ella es la abuelita de los ca había visto pada igual a aquella dietos de su hermano que la adoran.
ancians tan blanca que desmotaba su Ahora ano de mis placeres es cerrar copo de algodón tan blanco a la blau los ojos y soñar con la blanca viejeca luz de la humilde lámpara.
cille.
Me pareció soñar. El olor a cedro Asi terminó el señor de contarme que me era muy familiar, seguia flo la historia de su más temprano y dulce tando en la sala tan querida y tanto amor, tiempo olvidada, Carmen Lira Una niña entró por una puerlo inte. Nortembre de 1913. De la Educación 51. Cada carácter pide determinada dero educador tiene que ser un alt(simo bioralidad, a cada hombre le conviene espíritu. capaz de simpatizar con los determinada disciplina, el vicio de uno más opuestos caracteres. Debe ser ca.
es la virtud de otro. Según esto, el paz de alterar si ideal para adaptarlo problema de la educación del niño las diferentes naturalezas. Si el aldebe descomponerse en tantos probie trufsmo de mi hijo sobrepasa sa resis.
mas como tipos de niño se considereu. tencia o poder vital, une guardo bient: El placer del niño, merece es gene de fomentarlo. El educador debe coloral mucho respeto, aun en el caso de carse en la posición de su discípulo y que ese placer acompañe a actividades desde allí apreciar lo que su discípulo que nos disgust 1, como sucede con nccesita. De lo contrario, diremos con lipstinto de destrucción. El verds Emersos; aquello que no llamamos Este documento es propiedad de la Biblioteca Nadonal Miguel Obregón Llzano del Sistema Nadonal de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.