150 RENOVACION Luz. Recuerdas aquella leyenda que Jo forturas, por cobardta, tú, in yoluntariamensé, el viejo jardinero, nos contaba a su na te, me apartabas: era la Vida que 50preia al Déra, mientras nosotros sentados sobre sus través de tu tristeza.
rodillag le acaricikhamos las barbas? Le le Noches. y noches pasé en claro familiariyenila de la cieguecita de le montaña que záridopte con la idea de desaparecer, y en un dia ręcobró la vista; y al darse cuenta de medio de las sombras tę présentabiks té con 199 C0986 de la tierra, tan distintas de no los ojos atregados entrelaticolig y la sobirisa se las forjara, sufrió tal desencanto qu apacibl: en los labios y toda ta eras una ella miana se apagó los ojos.
sonriea, sunrisa de esperanza. Ahora cuando empiezo a enterarme de Luz. Qué dulce era para mi sonreírte y tantas miserias, de tantas cobardías, the haberte Heyado la esperanza. entran genas, a veces, de hacer como la. MARCELO. Eras como el agua clara que cieguecita para no ver más.
spavizaba con musgos ląs esperezas rocailoMARCELO. Cuántos pienen como tú! LO sas de pui alpa.
malo. no está en ver; sino 110 saber ver. Luz, muy dulcemente, con los ojos lumi.
Nunca se aprecia al puelo la belleza intima nosos. No seas touto.
0988 y. la gracia suprema de los sen MARCELO. entonces, en aquellas notimientos. Ti chies de insoinnio, inurmurabe mentalgienMira atentamente lo que Ina pasado entre te, como una oración mil veceg repetida, tú y yo.
Ti si los versos con que en tantas tardes he preTu existencia tiene la tristeza de un ánfo tendido acariciar tus oídos. ru vacía. Quisiera verter algo en ella.
Mostrosse si piacente chi la tire.
LOZ Marcelo. it che da per occhi una dolcezza al corev.
MARC LO. No temas, Lux, 40 intento LUZ. Sí, los recuerdo; me enseñaste gu profapar la más alta de mis quimeras. TeB sentido una tarde allé en la quinta: se go contigo una gran denda de gratitud. Te llestra tan complaciente a quien la mira to ignoras. En mis fiebres y en mis chulas que da una dulzure al corazón.
de los veinte añas, tú has sido mi gría. He MARCELO, con voc Que 4750 caricia;sido bueno muchas veces por tí; cuátitas. No seas tontuda. Muéstrase tan placentera con el pensamiento en ti me consolé de mis a quien la mira, que por los ojos lleva una caídas y del dolor de otras mujeres. dulzura al corazón. rate Luz. Calla, Marcelo. Loz. Aquellos tiettipos. Tri MARCELO. Tú tienes la culpa de que ha. Ambos miran e largo silescio: ble: de la mano me levaste al pasado; al campo en donde corrimos justos. yo he. ESCENA VIII. venido desandando el camino; y aunque he querido hacerlo solo, no he podido; tá siemDichos y ANGELA, que entra excitada pre vienes conmigo, porque estás en todas en la oficina.
las epocaciones felices de mi vida.
MARCELO, en pie, enérgico. qué bas Luz. Que buenos éramos entonces venido?
MARCELO. TG has seguido siéndolo. No Luz. Angela. tienes otro pecado que el corazón: no lo hu ANGELA, Marrelo. Para ver alguna vez la aligustia eti tu seinblante.
tras los demás no dejen de vivir de aparien MARCELO, serenamente. Viepes gozarcias. te et ta venganza B1DA voluptuosidad LUZ. Te he dicho, Marcelo, que calles. inofensiva. Pues bied, has hecho el viaje MARCELO. Hace mucho tiempo callo, y inútilmente: ya lo Yes, me encuentras como hoy quién sabe si por última vez, necesito de costumbre.
hablar, las palabras me abogan. Vengo. ANGELA. Como de costumbre, no; te endeshaciendo sin quererlo el camino de mi vi cuentro con tu querida. da. y en todas partes tropiezo contigo. En 02, se yergue con dignidad. Angela!
tanto que Angela, despótica, convirtiéndome Repara en lo que dices. Me calumnias. Nao siervo de sus caprichos, me obligaba a da te autoriza para sospecliar de mí ni para nsar en la muerte. en poner fin a mis ultrajarme Todo lo mío ha sido tuyo. AnEste documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Mguel Obregón ano del Sistema Nadonal de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.