RENOVACION 91 de la Acrópolis y las guerras de Peri. tor concluyendo algún trabajo en ël cles habían dejado casi exhausto el templo.
patrimonio de la República. Fué pe Traspusieron los Propileos y se encesario echar mano del tesoro de caminaron al ierinoso santuario de la Diosa, para armar al olevo sol. mármol que el genio ático babía consdado.
truido para hospedar a la divinidad Los atenienses volvieron victoriosos. tutelar. Un retórico explicaba a un Habían vencido al eneniigo. El joven niño, por qtié en las esculturas del friguerrero había realizado proezas que 0, Apolo se vuelve con un gesto de hicieron sonreir varias veces de con. apable curiosidad hacia Posseidon, tento los labios de la victoria. Orgu El dios lírico, decfa, gusta de curioilloso y sopriente, el ejército entró en sear en los dominios profundos del Atenas entre himnos de triunfo y acla. océano, y los poetas, agregaba, hati niaciones de alegría, Pero no bien seguido en esto los gtistos de su tutor hubo pasado el agasajo çon que la celeste: acostumbrándose a arrullar ciudad recibió a sus defensores, Amig. sus sueños con el fuqor solemne de tas pensó en llevar su escudo triun los mares: fante y heroico para que, una vez Pericles y su compañero penetraron fundido, pudiera fabricarse de nuevo en el templo, mudos de respeto, y se la pieza que había tomado en présta dirigierou hacia la Diosa que, grave y Dio a la diasa. Con este pensamiento serena, empuñando con una mano la se dirigió a casa de Pericles. Durante triunfadora lanza, parecía penetrada el cauino, la Tristeza le hizo compa de la devoción de que era objeto. Peñía: hubiera querido conservar todo ricles se acercó a la estatua con el oraquello que recordara sus riesgos y gullo sencillo de quien lleva en las cmpeños por la Patria inanos un regalo de gloria o una Pericles recibió con sorpresa las pe ofrenda de eternidad, colocó temblolabras del mucliacho, y tomando el roso el escudo al pie del pedestal, y escudo, le rogó le acompañara, Ven, volviéndose a la Diosa. toniavamos a pagar esta deuda de Atenean, lo, es tuyo; está hecho con el oro de Salieron a la calle. El sol regocijaba tu entraña. No tiene adornos pero yaļa tierra con tina cálida lluvia de dia: le tauto como las rodelas de los hé. 100otės, y la atmósfera tibia y diáfana roes homéricos cuyos discos tesplaicomunicaba a los seres y las cosas un decientes como soles, estaban ilustrados brilio inusitado. Recorrieron varias con la historia de los dioses. Este piu.
calles y comenzaron a subir hacia la chacho lo ha ennoblecido con pensaciudadela sagrada. El joven estaba mieutos dignos de esos dioses y haza.
sotpreidido. Qué irfa hacer Peri fias dignas de aquellos héroes. luego cles con su escudo a la Acrópolis, a Amintas: Embrázalo una vez más, donde no existía, ninguna fundición es tuyo también. El joven lo cogió.
Sin embargo continuaba caminando, pálido de emoción, Cuántos recuerdos callado y uwido, sin atreverse a per de heroísino, cirántos impulsos de entturbar el silencio de seguro fecundo tusiasmo, cuántos deslutnbrawientos del viejo protector de la ciudad. La de gloria no debía sugerirle aquel freute espaciosa det orador y estratégo radioso testigo de sus luchas! puso.
sutilísimo parecía, en efecto, arrugada sobre la rubia lámina un besu que por lina extraja gestación de ideas. pareció encenderse como tu destello Probablemente busca a Fidias para, de soi. Şu rostro había tomado en encargarle el cuidado de la restitución, aquel momento supremo una sencilla, pensó. Amintas. Tal vez esté el escul y al misico tiempo grandiosa majestad. A los maestros: Acabamos de recibir la iniportärite obra Cuadros de la Naturaleza, de ANTONIO URIBE.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nadonal de Bbliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.