124 RENOVACION.
Salía a la calle, Iba por el monte, descendis al valle, Entraba a las casas y le daban algo. De comer, Mirábanle como a un mango galgo.
Un dia, Francisco de Aušehto. el lobo Dulce, ei lobo matiso y bueno, el lobo proto, Desapareció, torno a la montaña, recomienzaron stt gullido y su sana.
Otra vez, sintiósé el teinor, la alarma. Entre los vecinos y etitre los pastores, Colmaba el espanto los alrededores, De nada serpian el valor y el arma, Pues la bestia fiera No dio treguas a su furor jamás, Conio si tuviera Fuegos de Moloclı y de Satanás.
Mas empecé a ver que en todas las casas.
Estahan la uvilia, le Saita, la Tra, y en todos los rostros ardíaq ļas brasas De odio, de lujuria, de infanja y mentira, Herniauos a hermanos liaciat la guerra, Perdían los débiles, galiabas los inaios, Herabra y macho eran como perro y perra, un buen día todos me dieron de palos.
Me vieron luniilde, laulía las manos. los pies. Seguía tus sagradas leyes. Todas las criaturas eran mis liermanos, Los hermanos hombres, los heſthalos bueyes, Hermanas estrellas y heranos gusafios. así, me apalearon y me echiaron fuera. su risa fué como un água hirviente, entre mis entradas reyivió la fiera. me sentí lobo malo de repente, Mas siempre mejor que esa mala gente. reconieocé luchar aquí. me defender y me alimentar, Como el oso hace, como el jabxlf. Que para vivir tienen que matar.
Déjame es el monte, déjame qu el risco. Déjame existir en mi libertad. Vete a tu convento, hermano Francisco. Sigue tu camino y tu santidal. Cuando volvió al pueblo el divino santo, Todos le buscaron con quejas y llanto. cou mil querellas dierou testinionio.
De lo que sufrían y perdían tanto Por aquel infame lobo del demonio.
Francisco de Asis se puso severo.
Se fué a la montaña. buscar al falso lobo carnicero, y junto en cueva ha 116 la alimaña. En nombre del Padre del sacro universo, Conjarote, dijo joh, lobo perverso!
Aquemerespoudas. Por qué las vuelto almal?
Contesta. Te escuchoi, Como eu sorda lucha, habló el aniinal, La boca espumosa y el ojo fatal. Hermano Francisco, no te acerques niu cho.
Yo estaba tranquilo allá, en el convento, Al. ptteblo salía, si algo me daban estaba contento manso comía.
El santo de Asís no le dijo pads.
Le miró con una profuuda mirada, partió con lágritras y con desconsuelos, habló al Cios eterno Con. Sy corazón.
El viento del bosque llevó su pracion. Que cra: Padre Nuestro, que estás en los. cieloso ri. Rubén Darío (De Munitial, Magazine de venta en la lectura Baratai, de alcó, Zeledón Cie.
Una sonrisa Tengo delante, parpadeando timidamente Su pombre puede ser cualquiera: Eulalia, en el blanco fondo del papel, el rostro sle: Antonia, Piecades, sieinpre que el nombre foride de esta mujer, Quién es ella? De dóu corresponda una frente estrecha y manchada, de viene! Por qué insiste en mirartue? La 2009 ojos glanco eti marco sanguineo, una primera vez que la encontré, me produjo ese dariz enorme y tinos labios carnosos y rucalofrío nervioso que provoca en ciertas per dos. Hay, sin embargo, uti extraño detahoras lá conteniplación de una herida pro lle en este horrible conjunto una sonrisa funda, un lamento desesperante, o la proxid uce, una sonrisa leve; una sonrisa titida midad de una catástrofe irremediable. Su que se alarga al mundo y a la vida como un edad puede puy bied extenderse entre los ruego, como una stiplica, Domo la Mado vAdieciocho y veinticinco años.
cilante de un metidigo implorando un mett Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.