. RENOVACION OVACION.
de colocarse a la derecha de algún quieran darle en la moneda relative guarismo crecido. Por eso se preocupa del espíritu.
de la opinión en que lo tengán los de No anbela ser bueno. Tampoco mia.
más; págase de los elogios de la preb 10. Necesita parecer, parecer magníf.
sa y se inflà con las alabanzas de las Co, resaltar por menos oscuro sobre la comadres del vecindario. Como no tiegrura del descrédito de los próximos.
puede erguirse, trata de denigrar. Así Tiene resplandores de juego pirocree que todos quedarán su misura técnico, una vez apagados sólo queda estatura moral, siu acordarse de que de él la armazón buida y negra.
quien ha sido puesto en cuclillas, le Al envidioso, Tartufo le enseñó la sobrepasará en el momento en que empiece a molestarle tun incómoda. no se aparta un punto de la orienposición, El mayor de sus dolores estación de aquella sombra maléfica, en el bien ajeno, lo cual lo induce la que Moliere puso las palabras más quebrarse eri elogios de los miopes y bellas encubriendo los más asquerosos rebajar a quienes poseen, en la altura, actos. mirada aguileña. No concibe más sa Ha hecho este cálculo broso placer que el mal del vecino por su mente, basurero de todo lo bajo, que le da ocasión de igualarlo en cier tiene valor. Es verdad que mi herto modo. Mas, para hacer daño, nunca mato está mejor constituído cerebral.
euplea la înjuria, que al fin requiere mente que yo, pero en cambio, yo algún valor opuesto a su pálido pie gozo de niás extensa honestidadı.
do no, la naledicencia subterránea es allí teneis que a nadie cede la más fifosa de sus armas: la caluifi. lidad, en vista de que los hombres de aja lo eleva, veras grandes y libres se ajustan al En tinguna ocasión ve hacia la lę. dictado supremo de la Naturaleza des.
janía incógnita, Anda de espaldas, mis echando el reglamento de convencio rando hacia atrás, y con el objeto de Dalismo que la canalla intelectual ha evitar caídas, lleva un cristal lụciente forjado para uso propio, y al que que le concede adivinar una infima quiere someter, en vano, a los que hu.
parte del borizonte. He aqui por qué yeron de ella a grandes pasos, con los ama el triunfo efímero. Serfa incapaz sancos de la superioridad. iii.
de gritar con el poeta. Para el envidioso nada existe excelta adversidad podría. SO. los hombres divinizados los juzquitaine el triunfo, pero no la gloria a de esti manera: Sócrates fué un Ama el triunfo efímero porque es fa imbécil cuando se enveneno; Epicteto cil de congtristar, como que lo da el to enano erguido en la punta de los viugo, porque es un mentira que apor pies; Cristo na judlo vendedor de ta vanas creces como todo lo que da parábolas; Francisco, el de Asís, ut el vulgo. En cambio, le gloria es el li. loco que como dió lo que tuvo pucor de los elegidos. La dan los elegidos do haberse echado el trabtico a la cara a fuerza de esfuerzos. La dan sin re si el desequilibrio le ataca otra circungateos. Pero tarde. Amar el triunfo valación; Cervantes un ladrón; Verplebeyo, es tanto como esperar litos laine un borracho que un cortejo de nas morales: el envidioso es un men bohemios pretende sentar a la diestra digo. De tanto recibir la caridad Ant de Homero. mica forma capital. Sólo que se olvida El envidioso carece de amigos; tiede que la sociedad se cansa pronto de nė, sí, a más de le odiosidad común, dar y entonces tiene que gastar lo acu un enemigo formidable: el mismo. Por pulado hasta quedar en la inopia pues eso esquiva la soledad; la odia. al to que le faltan músculos mentales para buscar el trato social se hace el vacío conservar la fingida riqueza. Entiende porque envenena, sus labios destilan que nada puede girar al porvenir, lo veneno. Ha confundido la ironía que cual, pues, lo obliga a aceptar lo que es la espuma de la gracia; claridad que.
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