RENOVACION 363 los encantos de esa mujer. En cam sus quehaceres domésticos y se bio a ella le répugnaba el vecino, al fué al jardin. Limpio. delicadapunto de que cuando por la primera mente las hojas, como sólo puevez el intentó apoderarse del cora den hacerlo finas manos de mujer; zón le la niña, fué burlado cruel arregló los tiestos de una preciosa mente. Más adelante supo Alfredo colección de begonias colocadas en que el dichoso era Luis y no pensó una graderia a modo de altar; desya em Felicia, abandonó el campo tripo sin compasión los gusanillos, por considerar baldios sus esfuer y aspiró con delicia el perfume de zos. Cortejó entonces, con mejor una centifolia. cuyo tallo necesito éxito, a Marta, joven hermosa, tri encorvar para oler la flor. Compuso gueña, instruícia y callada. La trató un ramito de violetas y lo llevó a la un verano, yendo los dos en el treni. mesa del comedor para colocarlo en Pronto visitó como amigo la casa; un vaso de cristal montado en plata.
y cuando estuvo en la finca escribió Sentose frente al florero, y palpana Marta, que no le contestó. Pero do la tersura de los pétalos de las apenas supo que Luis había huido violetas, como quiep acaricia un de Felicia, renació su antigua pre tierno infante, ocupó su corazón en tensión y estudió la manera de ha pensamientos. cérsele simpático. Una noche que. Todos los hombres son iguales; con la prima y otras jóvenes Felicia incapaces de penetrar y comprender se paseaba frente a su casa, se acer el alma femenina, y por eso, ingracó él, y empezó a decirle que no tos, ya que sería mucha maldad que creia que Luis la hubiese olvidado, a sabiendas cometieran felonias. sino que algo anormal y pasajero, a Granjean nuestros corazones con su no dudarlo, lo alejaba temporalmen vista y palabras, persuaden a cuanto te. por ese tenor ascendió a quieren con audacias, regalos y raconfidente de Felicia y sólo para zones; pero mienten sus regalos y que le halagase el oído con las nos razones, que ojos que se van y nos ticias fidedignas que de Luis podia dejan nunca reflejaron la verdad. darle, pues estaba en la creençia de no conocen el amor o no creen en que aún visitaba a Marta. En tanto él o nos toman por cortas de juicio Alfredo se conformaba pensando e insignificantes. El otro dia se que la costumbre de verlo lo haría lamentaba Felicia hecha un mar de simpático al fin, y que la porfia mata lágrimas, hoy me toca el turno.
la caza. Unas amigas pizpiretas Desglraciada predestinación aconsejaron a Felicia que le diese Pero Felicia, con tanto repartir su cuerda a Alfredo, quien por su ga pena, quizás esté curacla cuando llarda figura, buena posición social admite, según murmuran, a Alfredo y dinero, digno de rivalizar con el Se habrá dicho! a rey muerto, rey otro cra, aunque en realidad Luis puesto no piensa en mi! Por ella fuese más simpático y listo: táctică hice cuanto pude. Me arrebata el que molestaria doblemente a Luis, mio en pago de haber palpitado mi y a la larga lo obligaría a tornar con pecho al unísono con el de ella. mo un caballero del Amadis de Tamás querrá Felicia a Alfredo coGaula a los pies de su dueña gentil, mo yo lo amo. Imposiblel. Que a besar su blanca mano.
no comprendan los hombres estas cosasi.
II Las lágrimas rodaron por las mejillas de Marta; y como oyese paEn vez de emperogilarse e irse a sos, púsose de pie, llevóse pronto el la calle, o cuando menos a la venta delantal a los ojos para enjugarlos na para distraerse y gozar de la y disimuló. Entró la madre y dijo: tarde espléndida, Marta concluyó ¿Estás ahit Te buscaba. Tom Este documento es propiedad de la Bblioteca Nacional Miguel Obregón tzano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.