RENOVACION amigo, después una novia. Luego cosechará distinciones, irá colgando de su nombre tio uno, todos los triunfos de su vida. Cuando los dientes hayan caido, quizá la soledad de su boca sea hermana de la triste soledad de su corazón.
cascada de luz y la boquita del niño es un tesoro. Cuánta miel y cuánta música; cuántos saplos de aromas penetrantes! Le os? Ha dicho mamá.
Cuando los vendabales de la suerte azoten su existencia, volverá otra vez a sus labios la palabra sagrada y a su mente el recuerdo de la madre.
Cuando muera, también ha de salir de su alma, envuelto en el último suspiro, el nombre de la madre. Ha dicho mamá Luego dirá muchas cosas tantas cosast Cuando hable para decir la verdad, para proclamar la justicia para cantar la razón, qué hermosas habrán de ser las vibraciones de su voz Devadas por el alado corcel de la palabral Ajá, ya dió su primer paso vacilante y medroso. Mirándolo sonreír de su victoria, me entusiasmo y me apeno. Parece un hombre: ya dejó de ser el pobre animalito que se arrastraba hace unas cuantas horas. Al verlo avanzar resueltamente por el cuarto, me parece un esfuerzo en marcha, que va a recoger el progreso de los hombres en el punto en que una generación lo ha abandonado para tenderse dormir su último sueño, y llevarlo hacia adelante, siempre hacia adelante. Pienso después con el corazón oprimido por la congoja, que va al encuentro del dolor, iY es tan dura ese encuentro!
Es dulce contemplar en sus juegos a los niños. Nos dejan la grata impresión de su ventura de un momento y el temor de la desgracia que miramos con los ojos del alma, acurrucada en actitud de acecho.
Son tan sugestivos los gestos de los niños!
Su primer juguete les encanta al principio. Lo contemplar primero asustados, luego lo toman con picaresca curiosidad, enseguida lo aprietan con cariño para romperlo después. Son tan volubles!
Lo suelen ser también cuando grandes: Sueñan, fantasean, divagan. y cuando alcanzan la adorada ilusión que Jrabían soñado, la arrojan sin piedad y pasan sobre ella en la marcha de sus eternas ambiciones. De niños juegan a grandes; de grandes, desean ser niños. la esa cena del primer juguete va reproducióndose constantemente en su existencia.
Quien sienta anegado el corazón por la amargura y arder en los labios, como tina ascua, la maldición contra la vida, que bese la boquita de un niño siempre fresca, siempre sonrosada.
Los niños, alientan y refrescan, rejuvenecen y consuelan. Suavizan las asperezas de la familia y son un lazo que acerca las voluntades que el odio ha separado.
Para deponer todo rigor contra las indignidades de los hombres, no hay sino ima ginarlos rodeados de sus niños en un rincón cualquiera de su hogar.
Amemos a los niños, delicadas flores de septimiento y de alegria que llenan de perfume los hogares! Amenios esas tierbas y dulces avecitas que saludan la aurora con la divina canción de la sonrisa. El primer diente es un triunta. Ya se dibuja vagamente en la encía la motita blanca aguardada con empeño. Parece una semilla de granada que apenas empieza a madurar. ha sido el padre el autor de tal hallazgo. Que felicidadi ¡Poder ostentar aquel puntito blanco, como una valiosa joya, ante los Amigos de la casa!
Ya tiene un diente, luego tendrá un Cuando el amor, que es el supremo encanto de la vida, llega a nuestra ventana y canta su vieja serenata, una sonrisa interior responde con sus trinos La profunda revelación nos ha sido Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica