210 RENOVACIÓN equilibrio europeo, honor. Este motivo último del honor es tal vez el más repugnante de todos, porque no hay en el mundo un pueblo que no esté manchado con todos los crímenes y cubierlo de todas las bumillaciones que la fortuna puede imponer a un miserable rebaño de hombres, No obstante, si todavía subsiste un honor en esos pueblos, resulta un extraño medio para sostenerlo el hacer la guerra, es de cir, cometer todos los crímenes por los cuales se deshonra un ciudadano: incendio, rapiña, violación. asesinato.
ANATOLE FRANCE.
terías ni jactancias, con sereno y jovial tu, como quien en nada rebasa las familiares lindes del cotidiano y sencillo vivir. Cuántas madres, al besar, siendo y llorando, las letras en que Carmen de Burgos les decía: Su hijo de usted está bueno y sano y se halla en tal perte ignoraban que, para poder comunicarles tan grata noticia, una mujer. débil como ellas, tímida como ellas, había tenido que realizar trabajos y arrestos propiamente varoniles!
Véanst algunos trozos de los que sirven de encabezamiento a la obra; Lector. He escrito esta novela en el campamento, con el mismo brazo que acababa de curar heridas de verdad.
Por eso hay un raro temblor en ella.
Impresionada por las desgarraduras y crudezas de la guerra vista frente a frente, sin telégrafo ni censura por medio, decem sitaba una sangria que me alivjara de todo el exceso de sangre que bebieron mis ojos, y de cuya carga deplorable no sabía cómo aligerarme. esa necesidad urgente se deben estas cuartillas atormentadas y cruentas, que hasta como obra de artista con algo accidental y en el fondo labor de periodista, momentánea, envuelta en la emoción atropellada, y un poco llena de convencionalismos a los que no podía sus traerme, Tal vez no retrate en ella todo el horror qu la guerra me inspira ni toda la tristeza de las cosas contempladas en la ciudad, en el hospital y en el campamento, pero algún día haré esa historia cruel. CARMEN DE BURGOS.
Melilla, Chaaban, año 1287 de la Egira.
El salvaje instinto del asesinato guerrero, liene muy profundas raíces en el cerer bro humano, porque ha sido cuidadosamente cultivado y fomentado desde hace mil años. Nos complacemos en esperar que una humanidad mejor que la nues tra logrará corregirse de este vicio original. Pero qué pensará enlonces de esta civilización mal llamada rchnada y de la qual tan orgullosoa estainos LETOURNEAU. Los pueblos excitados unos contra otros por insultos reciprocos, se desean mutuamente la humillación, la ruina. Se regocijan cuando las calamidades, el hambre.
la miseria y la derrota bieren al país enė.
migo. El asesinato de miles de hombres, ca vez de compasión, provoca en ellos una entusiasta alegria, las ciudades se iluminan y todo el país de regocija. Así se endurece el corazón del hombre y se des piertan sus peores pasiones. El ser humano renuncia al sentimienlo de la simpatía y a la humanidad, CHANNING Los difcrentes Estados de Europa hän acumulado una deuda de ciento treinta mü millones; ciento diez mil de ellos desde hace un siglo. Esta deuda colosal proviene, casi exclusivamente, de los gastos de guerra DE MOLINARI. Puede verse nada más chistoso que el que un hombre tenga derecho a matarse. porque vive al otro lado del Océano y su principe ha tenido una disputa con el inio, sin que entre él y yo haya ocurrido nunca nada?
PASCAL La sin razón de las guerras modernas se llama interés dinástico, nacionalidad, Imprenta Moderna; Trento lo Dibltolace Nacional, San Jose Este doamento es propiedad de la Bblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Qultura y Juventud, Costa Rica.