Democracy

RENOVACIÓN 121. No hay cabida para la libertad. Blanca, pålida, su hermosura de donde la razón es desterrada por los soñadora estática, la acentuaban sus estrujones de la demencia y los pun ojos tristes, tristísimos, llenos de tapiés, de la hipocresia.
fulguraciones y misterios, coronados por una cabellera negra, formando el conjunto de seducción que. Y, mientras el demagogo reinaba, impresionó el alma sel luchador, las manadas eran pasto de los lobos Esos ojos la embellecían con todo clericales, que desde los púlpitos el fulgor de su solzerbia melancólica; afianzal ban el dominio de su hombre; inmovilizados, fijos, iluminando una por que bajo su poncho de montane tariz perfilada y una boca desdeñosa to endémico, la carabana clerical en la que vagaba un gesto perpetuo, podia gozar en la noche insondable. de desprecio y de distinción, de mede esas almas.
lancolia y resignación, como si con La ola fangosa derramada tle pa densase toda la infinita dulzura de Troquias y conventos se unia a la su pasado de niña y la tristeza avalancha de frailes expulsados que misteriosa de su porvenir de mujer.
llegaban del viejo mundo, invadién Pobre, sencilla, sin atavíos comdolo todo, amenazándolo todo, ple plementarios, su mirada dominadors.
tóricos de rencores y de osadías. y triste era el sol de su belleza. Cómo no intentar ser barrera El despotismo encantador de sus para la ola purulenta? Cómo no maneras hacia contraste llamador de.
hacer vibrar el verbo que asemeja a interrogaciones insistentes con la un clarín para llamar a la cruzada modestia de su vida y de sus hábitos.
libertadora, en medio del egoísmo y ese contraste fué un atajo para cobardia de los unos, de la abyección los miedos adolescentes de Fiacrán.
e ignorancia de los otros!
Su corazón, envejecido por el dom.
Uno sólo era el camino para los lor, era virgen para el amor.
espíritus fuertes, para los espíritus. Los saludos y el mensaje tiernisiforjados en el yunque de los heróicos no de sus miradas fueron las primevalores, para los que no han dobladoras trasmisiones de afecto a esa niña las rodillas ante los dioses, ni la que, como una esperanza, se cruzaba cerviz ante los hombres: dejar a los en el camino espinoso de su existencobardes y a los egoistas en la deso cia.
lación de sus vilezas, e ir a la lucha, Ella dulcificó sus impulsos, sus con el corazón rebozante de vida, de ideales de humana Venturanza. Le ardiente y generoso entusiasmo. hizo comprender que la redención Y, Fiacrán, señor de sus deseos, de su sufrimiento estaba en el amor, espíritu fuerte, fué a la lucha, a la pendiente de la virtud de esa alma; lucha que templa y dignifica, con la de esa boca de mujer, que era la clapequeña porción osada:y valerosa ridad que disipaha la sombra, la que exponia sus nuevos valores, tristeza de su vida, con femenil perante el hacinamiento de bastardia fume que formaları esa democracia pros. fue después de muchas noches tituida, abyecta y fanatizada. a de insomnios dsesperantes que trazó. la ainorosa misiva, como una queja y como una imploración. Todo el.
Fué en medio de esa lucha gene sentimentalismo de su alma apasiorosa, de ese lirismo heroico por los nada, fué comunicado en los vocaderechos y reivindicaciones de los blos más sentidos de su estilo. Fue desleredados; en medio de ese es como un himno de amor y de dolor: tremeciniento pasional, que Fiacrán la primera ofrenda en los altarés del conoció a Soledad. idolo. Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lízano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.