InvasionItaly

RENOVACIÓN 107 sois los únicos a quienes se ha hecho un bárbaro civilizado en compara alguna promesa. Con frecuencia ocụä сión con el italiano, que revela más fre en los grandes buques negreros bien una civilización que tiende a la que, durante una horrible tempestad, barbarie.
cuando se ve en peligro el buque se Aquél nuestra en las costumbres demanda el auxilio de los mismos una groseria reprimida, este una finegros. que yacen amontonados en nura exagerada, y hasta los pálidos el fondo de la obscura cala. Se semblantes italianos, los ojos de mirompen sus férreas cadenas y se les rada triste, los labios de una ternura promete santa y lealmente otorgarles enfermiza, que inexplicable distin.
la libertad, si con su esfuerzo se ción tienen frezite a esos Tigidos llega a salvar el barco. Los miopes seniblantes británicos rebosando sa negros, al verse arriba, a la luz del Iud eri su vulgar rubicundez! Todo dia, gritan; Hurra. corren a las el pueblo italiano padece uua enferbombas, bregan con todas sus fuer niectad interna, y los hombres enferzas, ayudan donde hay que ayudar, nios son siempre verdaderamente!
trepan, saltan, desinochan los más más distinguidos que los sanos, pues tiles, enrollan los cables, trabajan, sólo el hombre enfermo es hombre, en fin, hasta que el peligro ha pasa sus miembros revelan una historia: do. Entonces, como es de suponer, de dolores, están saturados de espí tos vuelven a bajar a la cala, los ritu. Yo hasta creo que a fue za de vuelven a encadenas conveniente luchar con el sufrimiento pueden los mente, y en su obscura miseria animales convertirse eu hombres; vi.
hacen demagógicas consideraciones una vez a un perro moribundo que acerca de las promesas de los trafi en su agonía me dirigió una mirada cantes en almas, cuyo único cuidado, casi humana.
tada vez que el peligro pasa, es cam. biar algunas almas más.
On navis, referent in mare te novi. Pienso. exclamó el lagarto en tono breve y altanero, del más Fluctus! etc.
profundo menosprecio. pensar!
Cuando mi viejo profesor explica Quién de vosotros piensa? Mi sabio ba esta oda de Horacio en que se señor; hace tres mil años que estoy compara el Estado a un buque, tenía haciendo disquisiciones sobre el funque hacer toda clase de considera cionalismo espiritual de los animaciones políticas, que suspendió bien les; he hecho principalmente objeto pronto, asi que se dió la batalla de de mi estudio a los hombres, monos Leipzig y se disperso toda la clase. y culebras, he consagrado tanta aplicación a estas extrañas criaturas. como Lyonnet a sus orugas de sauce. Cuando se ve a ese pueblo rubio, y como resultado de todas mis obde rubicundas mejillas, con sus bri servaciones, experimentos y compaIlaütés coches, abigarrados lacayos, raciones anatómicas, puedo a usted sus relinchadores caballos de carre asegurar detenidamente que ningún ra, sus señoritas de compañia con hombre piensa, que sólo de cuaudo sus pelos verdes y demás costosos en citando se le ocurre alguna cosa, trebejos pasar por los Alpes curioso y estas ocurrencias completamente y engalanado y atravesar la Italia, involuntarias se llaman pensainiense cree ver una elegante invasión de tos, como a la coordinación de las bárbaros. en efecto, el hijo de mismas le llaman pensar. Pero en Albion, a pesar de vestir ropa blanca mi nombre puede usted repetir: niriy pagarlo todo al contado, es todavía gún hombre piensa, ningún filósolo Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Mguel Obregon Lizano del Sistema Nacional de Bbliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.