Violence

34 RENOVACION ciones de la policia conjo per escapar La embriaguez es también claro a la crítica general de que son objeto. ejemplo de lo que decimos. Muchas No hay un solo jugador, como 110 este personas reprimen, o por lo menos ditotalmentë degradado, que interior, simulan, sus deseos de beber sin tido, miente deje de reconocer lo funesto de ante la simple consideración del dessti vicio y la justicia de las censtiras merecimiento en que caerían si no lo que se le dirigea. Así es que, no put liicieran. El que se embriaga lamenta rse, impotentes para do cortinmente el ridículo en que incublegarse a los dictados de su concien rre, las censuras de que és objeto y se cia, que 110 haceu sigo slimarse a los afea sus propias acciones. Es frecuente del sentimiento público, se entregan que no pocos se curen así del vicio de sigilosamente al vicio y ocáltanle con la embriaguez, sobre todo en sus cocuidado a sus conciudadanos y se aver mienzos. en este ejemplo, hay que glienzan apte ellos si por acaso desctt tener en cuenta atre la jofl bren su defecto. Las gentes señalan a bernamental es total deute aula. Nadie los jugadores de oficio como individuos puede sufrir castigo por embriagarse: depravados e indignos, y por eso no Obsérvese asimismo que el número de osan los tales levantar la frente muy borraclios no audenta en mayor proalto en la sociedad en que vivent. El porción que el de jugadores y prosti.
efecto inmediato de la coacción inoral tutas, aunque jugadores prostitutas es que sólo se dediquen al juego aque están expuestos a incurrir en las iras llos hombres o que 5011 bastante pode autoritarias. Hay, sí, más borrachos: rosos para burlar y despreciar a sus que jugadores, sin duda porque el púsemejantes o bastante degradados para blico juzga la embriaguez con niás leno ocuparse de sus juicios. El comúnnidad que el juego, y quizá tamhien de las gentes se abstienę, sin violencia porque el juego y la prostitución favoy sin scordarse para nada de las leyes recen el aumeuto de aquellos, ya que ui de las prescripciones religiosas, de traęy aparejados todos los desórdenes.
incurrir en el desagrado social y en su físicos y norales, propio desagrado.
Cualquiera que sea el sentimiento La prostituciou supiinistra datosaná general respecto al juego, a la prosti.
logos. Muchas mujeres no se prosti tución ya la embriaguez, uo tratamos tuyen porque no se atreven a afrontar de analizarlo pi discutirlo ahora, Sólo, el desprecio del público. En pil casos, queremos hacer coustar los efectos de aun a pesar de temperamentos adectia aquel sentimiento; y son tan evidentes, dos a la lujuria, la simple considera que no nos esforzaremos mucho en ción de su honra perdida, tal y como probarlos.
se entiende en el momento, basta. a. En ciertos países eu que la embriacontener los desórdenes a que se sien guez tiene inmensas proporciones, han ten inclinadas. Las mismas mujeres tratado los gobiernos de repriuislainú.
públicas, digase lo que se quiera, es tilmente.
quivan, en general, siempre que pue Por la misma universalidad del viden, toda participación en la vida so cio 110 existe coacción moral alguna, o cial, porque tienen conciencia de que si existe, es muy débil; y así, se deş.
su conduicta es desaprobada, 110 por arrolla aquél a sus anchas con la comque se preocupen mucho de los regla placencia de todo el mundo. Esto tentos y órdenes de la policía. Es prueba precisamente que cuando la acnécesario que se alejen de los lugares ción gubernativa se halla aislada, es donde son conocidas, que se aturdan del todo impotente para remediar un con el ruido de las grandes ciudades, mal. Otra cosa sucedería si los indivique 111 largo bábito de vida en las duos sanos concertasen una acción casas de lenocinio concluya la obra de cualquiera para coutrarrestar la propadisolución, para que resueltamente gación de la embriaguez. El efecto de afronten el desprecio público, esta acción seria de seguro bastante.
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