France

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254 RENOVACION. representantes, Montaigne; Descartes, pensar en el éxito, aunque ya, eu ese Pascal, Montesquieu, Malebranche; tiempo, algunos jóvenes le mostraran, Lameinais, etc. etc. De modo que se rindiéudole lomenaje, que su labor 110 puede afirmar que la ciencia y la filo había sido vapa y que los Goncourt sofía son, para los católicos, lo que la tenían asegurado sti lugar en el firmabelleza de una mujer era para los diento de la dos monjes de la Edad Media: El Iudex estrellas genielas.
los aguarda en el camino que conduce Pero él llevaba pintadas las señales a esta belleza peligrosa y les impide de una lucha larga y penosa. Mauteacercarse.
nía muy derecho sui delgado busto, a El mismo culto del Sagrado Cora despecho de la edad y de la debilidad.
zón, que constituye hoy ma de las y miraba cara a cara, como pudiera: más graudes devociones entre los cató hacerlo un atrevido y alerta oficial de licos de todo el mundo, fué al princi caballería. Su expresión descubría pio acogido con frialdad por Romua, también una respuesta violenta ya lis, y fué puesta en el Index la obra es ta, como de quien se cree expuesto a crita por un ilustre religioso en favor Tecibir una oferisa. En una palabra, de esta devoción, su actitud era indebidaineute hostil, Los Goncourt. Frank Harris, efecto en parte del bigote blanco eridistinguido crítico inglés que en otro zado, de la nariz recta y de la ancia tieripo vivió en París y conoció de frente, pero sobre todo de los ojos pecerca a los grandes poetas y novelis, netrautes, tristemente descontentos.
tas franceses, ha liablado últimamente Eupero, tras ese descontento y esa en The Academy de los hermanos actitud, transparecía una sombra de Goncotirt. Aquí van algunas líneas: sufrimiento y de tristeza. qué cosa queda ahon de la obra. Así nos aparecer los soldados de de los Goncourt? Tuvieron ellos fazón verdadeta fe, quie han combatido por de créerse más importantes que sus la buena causa en las priiñeras filas y contemporáneos célebres, o bien fue han hecho avanzar en la obscuridad justo el veredicto popular?
el estandarte lutninoso; soldados cuya En semejante caso cada uno debe suerte és caer morir siú señal de hablar por propia cuenta y a mi ne victorii ni esperanza de recompensa: parecen los Goncourt muchísimo más guardianes fieles del ideal, que mueinteresantes que Daudet, Zola y aun Ten en el silencio y en la soledad, lejos Flatbert.
de los elogios y de los honores.
Los Goncourt sufrieron, trabajaron, El ocaso de los himnos. Tal hicieron tarea útil y no recibieron es el título de un artículo recienteninguna recompensa; pero los bombres mente publicado por Zozaya en El Limás criticados, los juenos atendidos, beral, de Madrid, artículo tan aplauejercieron la más fuerte influencia mos dido por unos como violentamente ral eu Francia durante la última mitad atacado por otros, del siglo XIX.
Así termina el artículo: Poco antes de stt muerte, fui pre. Pero la libertad no puede morir.
sentado Edmond de Goncourt. Más Si no puede ser patrimonio de todos, bien negligentemente acogió mi admi tiene que serlo de los mejores. La fraración entusiasta. Había aprendido a ternidad misma es desmentida, y casi Vivir sin ser apreciado y a trabajar sin se 1105 antoja que somos dos razas. Unicamente conocenion ingestros de escuelli Donde ellos están solos o 250ciados; en el taller: en la fábrica, en el laboratorio, en la cara de comercio, en el campo, en cualquier hogar. ahí están las verdaderas escuelas, las escuelas sig fontbre y sin plan oficial, Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.