RENOVACION Fue una escena breve, silenciosa, inmejorable de la fábrica; los dos eran elocuente. Una de esas escenas que se alegre, rigorosos y buenos amaradas, mitan todos los días despreciativa. y ahora, ivaya una traza! Maldita fádepte, sin verlas, sin tomarlas en brica, robarles todas sus euergíaş, cuenta, sin querer comprenderlas; sout. aprovecharse de todo su vigor y destan miserables! Kaiser daba esta ma pués, después despedirlos bonitamenñana su paseo cotidiano y tataba sti te, echándolos a la calle como cabapoco de sol. Ya cerca de las nueve el llos viejos inútiles. De seguro que cansancio le obligó ccharse por tierra; ni el recuerdo existía ahora en la fápor fortuna llegaba en aquel momento brica; brazos nuevos seguirían reem: al extremo de la calle, junto up hi plazando los lietrumhrados y por guerón que esa hora riega soimbra el trabajo aniquila:lor, y otro perra, en el camino.
también joven, ocuparía el puesto de La coincidencia junto Kaiser coit avisor nocturno en la bodega.
otro viejo tambiéo desmedrado y echa La escena terminó bien pronto: el coso, que iba a descansar su vez. Al viejo mendigo tomó de su alforja al: cabo, los dos se incorporan, se piiran gunos pedazos de pan de los recogidos obstinadamente, les parece haberse co durante aquella quañana y los dej nocido en alguna parte, no recuerdan alcance de Kaiser; luego se depidió de dónde. Kaiser blande la cola en todas 511 antiguo camarada acariciándole en direcciones, su mirada rutila alegre, el lomo y en la cabeza; el perro morta revive un instante y se acerca al otro la cola en todas direcciones.
recién llegado. Eh, Kaiser, tú aquí? Que el cuento resulta hasta vulgar?
Ambos tienden la mirada hacia el pa. Claro está, como que la escena es de sado y el recuerdo fulgura: ah, sí, fué esas que se miran todos los días, sin allá en la fábrica de cervezas, hace ya tomarlas en cuenta, sin querer contantos años! Kaiser hacía entonces, prenderlas, despreciativamente, durante las noches, de avizor insiistituible en la bodega; el otro era peón. RUBÉN COTO. CRÓNICAS SOCIALES 14.
Epílogos 11 Atados a la noria del más varias y extrañas consideraciones Ecos del trabajo, miramos desfilar fueron descendiendo sobre las cabezas Carnaval por nuestro frente en los de los transeuntes en jolgorio.
ro ías de las fiestas el rego. En primer lugar, un mieutis rotundo cijo popular, como una bofetada cayó sobre la creenLa alegría del alcohol, delirante, cia general de que la crisis económica salvaje y venenosa, puso en cada gar nos abrtima, Ni uno solo de los diez.
ganta masculing el lenguaje del lobo mil cliefpos que pudo rozar tiestra y en cada corazón el instinto del tigre, mirada, dejó de ostentar alguna preoAullidos y agresiones; he allí los dos da nueva, cuán pocos iay! de los reflejos clásicos del alborozo popular. rostros de esos clierpos, no tenían traPodrá darse un caso de pueblo más tas de crápula y contracciones de vente ielancólicatnente desgraciado. tura artificiosa! El coofeti rodó to.
Desde nuestro pufito de observación, restes en los paseos; las sedas y las ya se ve que alejado del torneo en plamas valiosísimas, entumecían sus que las altas clases sociales realizaban galas bajo la irrigación de aguas. 00 su gozo entre los límites de la escasa todas limpias ni bięp olientes c01 cultura que han sabido darse las que provocaba su contento la cultura Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica