372 RENOVACION iniquidades de sus magistrados, se sin Las gentes del pueblo salieron retió desesperada. Penso en las inname. cibirla, y colocándola en uia, litera, rables víctimas que habrian becho, y previo su consentimiento, la llevaror se extremeció al peusar que ella había a la plaza, frente la iglesia, donde contribuído fomentar tanto mal. Sio habían construido con maderas, una enbargo, la reina revistió siempre de especie de tribuna, adornada con ricas arniño y púrpara honbres de re telas y leriposas flores. Después de conocida virtud. viejos, austeros y obsequiarla con manjares y frutas, un jóvenes del vicio, cuya be heraldo, desde el trono improvisado, nevolencia debía atemperar la rudeza sono tres toques de corpsta, cuyos ecos de sus rigidos antecesores. Todos ha repercutieron en el valle, y luego inbían faltado su misión poniéndose vitó todos los que tuviesen agravios del lado de los ricos. 110: escuchando quejas que exponer, que se dirigielas quejas del pobre, despojando al mi sen la reina. Muchos llegaron hasta serable de su vina. Escuchando el ella; hombres o mujeres, gentes de fino relato de tanto crimen Ja reina lloro, cutis y cuyas caras rebosaban satisfaccomo el día que le revelaron la maldadición; vestían elegantemente trajes de de su esposo, La desesperación llegó rica tela. Todos se quejabat de rectbasta el delirio, pues desconfió de la procas usurpaciones, y la voz de cada bondad integridad de sus jueces, t1110 adquiría uida rudeza sorprendente hasta creer imposible que la justicia cuando decía; imi campon, imis: frupudiera bacerse con hombres tau refi tosi: La reida intentó reconciliar los padamente perversos.
nútuosinteresesdetodos, pero no pudo.
Desde eatonces, la reina resolvió ser La visible aspereza de los tenaces ella la justiciera; consolaría a los des señores la disgustó mucho y sólo se graciados en sus cuitas; distribuiría consoló al pensar que ninguno de ellos recompensas y castigos. Como su rei había couretido críinenes ui nialas acno 110 era grande, podía cumplir, ella ciones. Iba a retirarse cuando se apersola, la loable tarea que se había in i1 cibió de que, por en medio de la mulpuesto; y viajando por unontes y. valles titud, un hombre, con mano vigorosa, constantemente escuchaba los latnena empujaba un desgraciado haraposo, tos de los desgraciados, los sollozos delgado, livido, que todos sų pa: de los humildes. Era complaciente y saludaban cou golpes insultos. Cuanbenévola para con los jufelices; pero do:llegó al regio tribunal, los soldados: inflexible para con los que atentaran al de la escolta locogieron y separaron del bienestar de los demás. escandalizado populado, al que la reina Una miaíana llegó un pueblo, en preguntó en alta voz cuál era el crimen el que no había estado ataca; situado del sujeta quen tan malainente traen el fondo de un valle solitario, ro taban.
deado por el cerco verdoso de feroces esta pregunta slicedió intuediatamontes, en un paisaje tranquilo. de mente un espautoso clamor; todos: opulenta alegria. Cuando bajaba por avanzaron hacia el trono y un mismo el camino, serpenteando la falda del tieinpo pusiérorise hablar. El que acamonte, las casas del pueblo aparecían baban de arrastrar hasta el trono do vicomo islas en medio de un océano vía, desde hacía muchos años, más que dorado, de herinosas mieses que, agitam de rapiñas y robos audaces. Habita das por el viento, producían ondulacio en el fondo de un monte lejano eu una Dessy murmullos de apacible encanto. ichoza solitaria; por las noches asalta La reina quedó admirada al contem los tiros de nuestros corrales, tios plar tan grandioso espectáculo, y su limpia nuestros. gallineros, ordean regocijo fué ipnenso, pensando que nuestras vacas y diezma eu aquel riticou de su reino, en tat. tos. El mismo que le había llevado ameno y poético país, todos hablan de basta allí, acababa de sorprenderlo seser felices. gaudo en uno de sus campos.