182 VIEL VERDAD gran parte ut su vida ed escuelas especiales. Alli sekiler una educacion particolar, tanto mejor cuanto the seajusta a la fision que les toca, es decir, a la guerra. Naturalmente que de tal enseñanza resultará la glorifcacion de todos los asesinos de hombres, el encumbramiento de los grandes conqoistadores y, como consecuencia ineludibic, de todos los actos que sia falta acompañan a las conquistas, combates y batallas.
Estos aspirantes al militarismo viven en una atmósfeTA especial, co donde aparece ante sas ojos, como el úgion fin de todos sus esfuerzos, la imitacion de los celcbres bandidno de la historia. Anibal, Cesar, Tamerlan, Gengiskhap, Carlo Magno, Wallenstein, Tilly, Condé, Turena, Maurice de Saxe, Bonaparte y su tropa de geoerales, Moltke. les parecerán eovidiables por las ilustres acciones que han cometido. El candidato al oficio de las armas, vive completa.
cate amido co el mondo de todos estos degolladores de pueblos y de aqui se va formando en su mente la concepcion de uoa superioridad ilimitada de estos hombres sobre el resto de los humanos. Por esta cducucion pro.
piada al militar profesional, espuesto como todo scr bumano a la imitacion ngtural de los demás, siente impul.
80s que lo arrastran a imitar a sus heroes en el estado de guerra y manteger también sus maneras de obrar en tiempo de paz. Es cierto que el medio social obra sobre esta tendencia para refrenar tales inpulsos. De aquí resulta que estos impulsos por su naturaleza gon en la paz idénticos a los de la guerra, pero siempre menor intensos y de formas variadas, según el estado cerebral de cada in.
dividuo. Cada uno de nosotros, escribe Mr. Mirandon de Montyel, lleva ca su cerebri a un criminal que duerme y Este documenta es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Libano del Sistema Nacional de Biblioteca del Ministeria de Cultura y Juventud Costa Rica