yib, VERDAD int. vi I GAVILLAS. La iglesia Desde el primer día la Iglesia se. apodero de la mujer y la conserva. 1. como el muxiliar Das poderoso de su se la mujer obra de propaganda y subyogacion. Al principio surgió on obstáculo. No cra la mujer la vergüenza y la perdicion, la criatura terribic y repugnante del pecado, ante la cual tierablan tos santos? 2a elta ha puesto su lazo la impura naturaleza; ella es la fuente carnal de la vida, 14 vida misma, cuyo desprecio enseña el catolicismo, por eso la Iglesia degó por un instante el Alma a la bestia de la fornicacion, de quien holat los hombres poros, refugiéndose en el desierto, seguros de sacao. bir si la brisa de la tarde les traia no mas que el olor de su caellera. Pucata fpera del muodo todo deleite y todo ballcza, la mujer 10 podía ser en la tierra mas que la be Ilcza y la voluptuosidad condenadas, tenidas por diabólicas, denunciadas como acechanzas de Satanás, cootra las cuales se aconsejaba la oracion, las mortificaciones y 80bre todo la completa abstencion del acto. Se trató de ani.
quilar el sexo co la mujer. La mujer ideal se presentó sin sexo, virgen entronizada como reina de los cielos, gracias al absurdo milagro de haber alumbrado sin dejar de ser virgen, Ma8 luego comprendió la Iglesia la irresistible omnipotencia staal de la mujer sobre el hombre y no obstante su repuguancia y su terror hacia el xxo, acabó por servirse de el para influir sobre el varon, para recuperarle y escadenarle: Es un verdadero ejército esa legion de mujeres, debilitadas por una edacacion deprimente. aterrorizadas por el miedo al iufierno, y a quienes back talatas el adio y la dureza del sacerdott. bo Ya que el hombre no creia y se apartaba det altar, re Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miquel Obregón Lizand del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.