136 VIDA YERDAD.
Caen estos ídolos imaginarios, y el pueblo, sin preo.
toparse lo más mínimo, tal vez nonca sabrá que una crí: tica mato para siempre el prestigio de su gran poeta, de.
su gran novelista. Si este poeta, si ese novelista vivierac en el corazón de su pueblo, jänis critica alguna hubiera bastado para arrancarlos de allí. Esta es la razón por la cual los, literatillos hisp400americanos lo que más temen es la crítica, la discusión del prestigio que ellos se han forjado. Por eso recurren la adulación, al elogio mutuo. Entre ellos se llaman artistas geniales, se cartean diariamente del modo más extraño; alque no ha escrito jamás en verso, un buen día lo llaman por carta el versificador más galano del Continente. El elogio por escrito es tan barato y tao en boga entre los literatuęlos hispano americanos que basta cartearse con los Dioses Mayores de intre ellos para bacer una reputación.
Sí, estas reputaciones se apagan un año después que el escritor ha muerto y ha dejado de manchar papel.
Los ociosos intelectuales de Hispano América asi lo. comprender. Por eso han formado una Liga de elogidos, que mutuamente se despedezan en privado, y se ponen por 149. oybes en presencia del público.
Esta liga de elegidos tiene el concepto más extraño del arte y del público, concepto arreglado de modo que se justifique la actitud de su vida en la sociedad que los alimenta y distrae. Este liga se aisla, mira con el más pro: fundo desprecio al campesino, al obrero. Divaga constan: temente, los asuntos de sus trabajos ya buscarlos cien leguas de distancia, vive en un país de luz y se muere por las brumas de Holanda o de Noruega; pasan su lado scres llenos de vida que amar y comprendert; que de gegn mejorar su corazón inteligencia, que buscan ideas. 2F