FIDA VERDAD 161 De manera que no hag almorzado. replicó tristísimo el padre. No, tata; por hacer letras. los dos esposos se miraban con la melancolía más profunda. No se atrevían como era su intención comtinicarle que les era imposible mandarlo a la escuela: era preciso que él también gadara!
Pero Sotillo con su malicia sospecho algo de lo que trataban y no pudo cdutener las lágrimrs; abrazándose sus padres les dijo. Bueno, bueno, yo trabajaré pa ustedes. otro día, ya no puso en sus alforjas los libritos: de la cscuela. Iba con rumbo un trapiche, 11. 4. rec.
Poco a poco se fué debilitando notablemente, porque los trabajos eran muy pesados para un piño tas tierno. cuando Soto advirtió en su hijito principios de palmonia, una desesperación muy graode se apoderó de su alına. Ya no dormía las noches yelando al enfermo. No lo llevo a la villa decía, porque aun consiguien.
do ei dinero pa las medicinas, se que esos médicos Ten con indiferencia al conchita enfermo. por eso prefirió dejarlo en su casa.
Grave seguia el pequeñuelo. En vano su madre se esſórzaba por salvarlo. Soto deliraba como trastor.
nado. Ya to, lo veré más! hablaba. todo por di culpa.
Ese pensamiento lo quería volver loco; pues qué cuipa puede tener un hombre que vive explotado en una sociedad, en donde sus fuerzas sc disipan sin saber cómo?
Pero Soto 10 razonaba así. cada vez se iban uo.
tando en el nuevos síntomas de locura. Por fin murió Sotillo,