148 RENOVACION. de renovación que en ese campo vau sintiénulose: y si llorar por el preseri te, más o meuos bonancible mierce las pasadas victorias de la instrucción pública, pepsenios cou. interés en el futuro ensonbrecido, que se anticia con las actuales defecciones de los abanderados de la cultura, el.
JOSÉ MARÍA ZELENÓN Los Soldados Los humildes soldados campesinos! el punto Anal su existencia entre la Entran esos lioinlres en el número de sangre del matadero! Triste es morir los que siempre uie inspiraron avior: asi. Morir criando 110 se ha vivido. Es los esclavos. Los esclavos ctiando no estar despojado del hermoso derecho lo sou de voltzutad, cuando 10 es la de morir por deber. Porque el deber vileza de stl pensamiento quien los de morir por la patria, quién no sabe ata a la noria de la sumisión. mereceti ya que es una ignoniiniosa sumisión, los. Es amable el paria, et como son ignominiosas todas las que proscrito de la vida libre! Hay que 110s anulan para comprender las cosas amar eu él la esperanza en su resurgi realmente grandes, Las cosas de la vida miento que lo alienta, y el esfuerzo profunda. Las cosas de la vida lumana, que al calor de ella rebulle ei: su cora tan distinta de la que reflejan en sus zón oprirnido. Cuando el hombre quiere ojos tristes los tristes bileyes. El enderezar la freute y elevar su mirada, heroísmo es una virtud corruptora, la es Lidalgo amarlo, es noble, es gene inás viciosa de todas quizá. La muerte TOSO.
más despreciable es por eso la del La vida doliente de los soldados héroe patriota. No es digno de haber campesinos ha hecho qlie anide en mi vivido quier: mitere glorificado por la áuiino más de una anuargura purizante como un cardo seco; le sentido que Pobres soldados campesinos, hijos dil espíritu lo muerden las pistas de la montaña altiva conio la lealtad, londas congojas que laceran sus cuer Dicha grande es que en esta tierra no pos fatigados; y mi cierpo se ha estéis destinados ser liéroes. Yo estremecido bajo la impresión del dolor piejso muclio eu vosotros cuando re que se distiende en sus almas. En sus costado en los postes de piedra que alinaspuras y sencillasde campesinos. rodean la plaza de armas, os veo diarEn sus almas opresas de soldados. chiar automáticamente; pienso entonces Allá en lo fondo de los ojos de esos eu vtiestras almas, en vuestros cuerpos, hombres, entre las brtimas de tristeza pienso en vuestros añorados hogares que los nublan, y toruqu agónicas las distantes, en los campos que constt: fulguraciones que fueran hermosas nieron vuestros primeros vigores, en autes, cuando el campo amplio, alegre las aves que cantaron vliestras entradas destellaute, recogía la: oración de al trabajo, en la placentera canipesina sus miradas, hay 11 yago tinte de que os besaba la frente sudorosa en la seniilauza coi el mirar perosamente. Hora melancólica del atardecer. Reiucierto de los bueyes. De los mansos cordar cómo erais, qué triste! Es artbuieves que eucendieron el fuego de su Custioso recordarlo. Haberos visto virilidad ante el altar siniestro del antes, y contemplaros hoy que ya 10 yligo.
sois los mismosi. Haberos visto enca. Cotio es verdad que los soldados binar vuestros pasos en la hora prison ljueyes, bueyes que al igual de miera del día hacia el amado plantio, los que agostan el césped de los cam acowpaſados del gruñidor perrillo repos lejanos, y arrastran sobre ellos la tozóii, con la pala al foinbro, riertes, furia tajante del arada, liat de poner frescos, agresivos para la aueuazante