116 YIDA VERIVAD regazos; es una mujer que ve con indiferencia los licmbres. que sabe perfumarse, gesos perfumes tan suaves, me embriagan, me enervan. Este placer me mata, porque después ce sicato débil, embrutecido. ella le pasa lo mismo: cuando me lleva al batio, me acaricia, me estran: gula cotre sus brazos. yeg entonces que queda persatira. Suspiruodo. Se lanza desnuda al agua, con los puños cerrados. el agua, la recibe, baciendo coditas leyes que remedan el movimiento de sus senos, Salc del baño desfigurada, pálida; me mira con repugnancia y se aleja suspirando. Eso tenía que decirte. Ya no vales un comino le dijo con pena la perrita.
Estás prostituyendo el alma. Adios, mi amigo de otro tiempot Ogc, compañera. exclamó sin fuerzas el lanudo. Yo me for contigol N6, embriagate er perfumes. la peçrilla, con la cola entre las piernas, se alejó corriendo, El perrito de falda la siguid con la mirada, y como Avergonzado de si mismo, handió la cabeza entre las patas. Marcos FROMENT:. SOL DE SANGRE Por inmensos caminos solitarios huyendo de ignorados campoarios. los peregrinos van, falltos de aliento y de aldeaş siniestras y lejanas les saludao al paso las catrpanas con notas que cabalgan sobre el viento.