GERMINAL Cos espíritus del piano (Para GORMINAL)
Traducida de francês por Enrique Garnier ué en medio de las pesadas tinieblas de aquella vida, en la noT che asfixiante que parecía ser más densa cada hora eu derredor de él, que comeuzó brillar como una estrella perdida en los espacios sombríos, la luz que debía iluminar su vida: la divina piúsica.
El abizelo había dado los niños un piano viejo, que uno de sus clientes le había regalado y que había sido compuesto por su paciente ingeniosidad. El regalo no había sido bieti acogido. La madre eucontraba que siendo el cuarto tau pequeño el mueble iba estorbar, y el padre dijo que el papá Juau Miguel no se había arruinado: aquello sólo era bueno para leña. Solamente el perjueio Cristóbal se regocijo siu saber por qué. Le parecía que era una caja mágica, llena de liistorias maravillosas, como aquel libro de cuentos u11 volumen de Las Mil y una Noches del que el abuelo le lefa, de vez en cuando, algunas págiuas, que los encantaban a los dos. El primer día, había oído sti padre, quien para ensayar las botas hizo salir una pequeña lluvia de aurpegios, semejante la quc 1111 golpe de vieuto tibio hace caer; después de un Agliacero, de las ramas mojadas de un bosque. Aplaudió cou alegría, y. grito. Inási. pero Melchior, desdeñoso, cerró el piano, diciendo que no sirvía.
Cristóbal no insistió; pero luego daba vueltas sin cesar alrede dor del instrumento, y apenas volvían la espalda, levantaba la fapa, yenipujaba dulceniente una técla, como si tocara con el dedo el carapacho verde de algún escarabajo; Clierfà sacar la bestiezüela encerrada ahi. Alguna vez, en st1 premuura, golpeaba demasiado fuerte, y su niadre le gritaba. no te quiedarás xiunca tranquilo. No toques nadal; o bien, al cerrar la caja, se majaba el dedo y se ponía chuparlo, haciendo 112412cay dolorosas.
Grande alegría era la del clico citando su madre salía trabajar o alguna cotuisión. Escuchaba siis pasos al descender la escala: ya llegaron a la calle; se alejau. Está solo, Abre el piano, acerca tina silla, se encarama eu eila; sus lousbros llegan a la altura de teclado; es bastante para lo que quiere él. Por qué espero estar solo? Nadie le hubiera impeclido tocar, sienipre gue uo biciera demasiado ruido. Pero el tiene vergüenza de los demás, no osa tocar. además, se convusan, se mueven; todo eso distintiye el placer. Es tan bello tocar, cuando uno está solo!
Cristóbal retiene el aliento, para que haya tuas silencio toda