RENOVACION PÁGINAS LITERARIASLos parias Allá en el claro, cerca del monte.
bajo una higuera como un dosel, lubo una choza donde habitaha una familia que ya no es.
El padre, muerto; la madre, Duerta, los cuatro tipos, muertos faubién: él, de fatiga; ella, de Angustia; ellos, de frío, de hambre y de sed!
Ha niucho tiempo que fui al bolio.
y me parece que la sido ayer.
Desventurados! Allí sufrian.
ansia sin tregue, tortura cruel. en vano, alzando los turbios ojos, te preguntabac, Serior por qué?
y recurrían átt alta gracia, dispensaciora de todo bien. Oh Dios! las gentes sencillas rinden culto tu nombre y tu poder; tí demandian favor los pobres; ti los tristes piden mercol; unas como el ruego resulta inútil, pienso que un dia pronto tal vez, Do habrá miserias que se arrodillen, no habrá dolores que tengau fé!
Rota la brila, tenaz la fusta. libre el espacio. qué hará el corcel?
La inopia vive sin un halago. sin un consuelo, sin uu pujacer.
Sobre los fangos y los abrojos en que revuelda su desnudez cría quer ubes para el presirlio y serafines para el buriel!
El proletario levanta e muito, practica el túnel, mueve el taller cultiva el campo, calienta el horno, paga el tributo, carga el broquet; y en la batalla sangrienta y grande, blandiendo el hierro por patria rey, enseña al prócer con noble orgullo.
como se cumple con el celleri Mas fay! qué logra Cox Su heroísmo. cuál es el preulio, cuái su laurel?
El desdichado recoge ortigas yapura el caliz hasta la Hez.
Leproso, muistio, deforme, airado.
soporta apenas tag dura ley, y cuando pasa sin ver al cielo la tierra tietubla bajo sus pies.
SALVADOR DEZ MIRON Aluva y vigorosa poela mexicano Un cuento de amor Era día sábado. Unas tautas familias. Frente al malecó11. todo aquel ba inujeres y hombres, metían loca alga rullo de gentes se entretenia en juler zara junto al malecón del estero, Co gas de provincia. hasta que alguien inentaban el viaje de uri niuchacho pidió para ilustrar el paseo, que Arty. que se había huido de Chomes, y llegó ro Estebau un pintor de escuela les Puntarenas metido en un barril. El refiriera un cuento de ainor, y éste; muchacho era cojo. como Alonso de después de repasar mentalmente su Ojeda, y en la última fiesta del puerto gestación de artista, comenzó a hablar había jugacto tres larichas. Uno de los de sus diez y nueve años. esta edad, veraneantes dijo hasta un discurso decía, mi vida doujitanesca no se ex refiriéndose al cráneo del mucha teudía más allá del barrio; una de mis cho que hacía pensar en sus tatara conquistas era la de Elena Aponte, deudos los viejos casteilanos; acaso quien sin enibargo 110 había podido siguiendo su remota genealogía se hu recibir en mi cuarto de soltero, aiquihiera encontrado su atavismo asceu lado secretamente en una calle recién diente en aquel soldado Mancio Sierra urbanizada. Se acercaba la fecha de de Leguizamo, que en el Perú había mi cumpleaños, y Eleua, en un inojugado y perdido, en una sola noche, mento de imprevisión, quiso ratificar la colosal figura de oro, del sol, una de mis disposiciones, Mi exigen