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VIDA VERDAD 57 Continuador de Napolcon, liecero de los inagus y cabalistas, sabio, tinancista. por qué do anatonista cientifico, observador exacto de la realidad. Pero que otros ha: yan podido participar de esa opitión es åda de las prue bas más fuertes del poder de ina sugestión de una afirmación perehtoria. La verdad es que Balzac no es más realista, ni más naturalista que Shakespeare, Milton Byron. Su obra no debe absolutamente nada a la obserTación; to debe todo la adirinación, a la intuición, Sabemos como ba vivido en dónde y cuándo habría observado? Estąla licno de sí mismo, él mismo era el mun.
do, el mundo entero y oi siquiera miraba el de los otros.
Si sc ballaba en compañía de extraños o de amigos, bau.
blaba solo, se escuchaba solo, no dejaba a los demás intercalar una palabra, o si se hallaba cu presencia de personnjes de posición muy superior, no hallándose con el derecho para interrumpir seguía el hilo de sus pensamientos y las palabras que yolaban su alrededor do le pe netrabau basta su espíritu, Cuando trabajaba permane; cía encostaslo semanas enteras, sia ver una cara humana, ni siquiera la criada que le llevaba la comida. cuáddo no trabajuba? So labor no tuvo interrupcióü, Cout tad tan sólo el tiempo cmplcado en escribir materialneate los diez volúmeals que su cerebro yolcánico lanzaba por ano la circulación, y se sabe que tenía la costumbre de escribir tres, cuatro y cinco veces cada uno de sus libros, luego calculad cuántos minutos le quedarían para la observación: La realidad no existía para él. La única realidad a su vista eran los personajes de sus novelas, sus negocios, sus destinos. Si esos personajes nos causan la impresión de la vida, es una maravillosa ilusión que el genio creador de Balzac sabe producir. Es difícil escapar su sortilegio. Como Mefisto en la caverna de Auerbach,