GERMINAL Cromo crepuscular res un sentimental me susurraba al oido, Paulina, chica o veintiabrileña, Dulcinea de mis ensueños de estudiante.
Floy, comprendo la verdad de aquella frase, que, en tiempo no lejano, aromó la melancolía de una tarde como ésta. Sí, decidida niente soy un sentimental, un romántico, un an.
ticuado, exótico en este mundo ayuno de sentimentalisinos. Sentimiento, Lamartine, eptes inseparables. Soy tu devoto job Poeta Me aprisionaste en la malla de tu arte, tejida con átomos de luz, de cielo azul, con la transparencia ustoria de los lagos, el vabo florido de las frondas, el murinullo acariciador de las fontanas y el ténue arreboi de los labios en flor.
Esta tarde estoy muy triste, se aduna mi tristeza, la tristeza del paisaje: miro el cielo y está triste, niro la campiña y está muda.
En el cielo gloria de los cielos tropicales. hay emo briagueces de luz. Semeja una fantasmagórica aula de pintura; eripieža el desfile de artistas; Aorecen en sus diestras los pinceles: Rembrandt, estampa on fosco claroscuro; Correggio, sorprende una ténue claridad fenestral; Tiziano, aprisiona dulcemente un raya de la luna, y allá, en el poniente lejano, un bohemio, de testa iluminada, decora ele rioleta el raso vesperal.
Pacifica el ambieute la wística voz de la campana parroquial.
Al oirla, una anciana detiene su marcha claudicante, lleva su freute la mano sarmentosa, se persigna y devotameute inusita una oración.
Oigo vagos crugidos, presiento árduas fatigas: desfila una, carreta por el sendero blanco. Los bueyes me tortura con su estertor isocrono. iPobres brutos cupos belfos sedientos, ignoran tas caricias que atesora la hembra!
Un cuervo, avę de inal agüero empaña el cromo vesperal con la sepia de sus alas. Emerge de las cosas, sutil valo panteista. it.
Chayito, treba guapa, de facies policroma. la crena Simón, el carmin, el carbón, dan su rostro rara, maligna expresión, avisora un rosal, trisca una rosa y al desliojarla, se aleja.
Sonríe entre el boscaje, Cupido, el ciego, el sabio infante. La laya, entre tanto, purifica ini alma con sus besos de argento.
Mario Cruz Santos Liberia. 1910