110 RENOVACION oro del sol, se eutenebrecieron, sti sienteu bambre de juisticia y esperan tiéndose en el silencio augusto de las miles de años la redención, sahen que Tutinas. Cristo ha nacido4; gritó la está bieo muerto y que no volverá, misma voz. el anuncio fué ciego como no vuelven las frías y veleidosas para todo lo exterior, reconcentrando divinidades griegas.
su pista en el alma; y aborreció la ma Los hombres, siguiéndole, no liateria c01110 pecado vil, y oprinió los biau visto 11 lorizonte 111evo: habían sentimientos más puros de la vida, 114. Caminado por senderos conocidos. Sólo ciendo de su aulputació tina virtud. eambiaban el exterior y el nombre dle El sol siguió brillando, pero pareció las cosas, La humanidad conteniplaha menos luminoso la hunianidad, como a la luz cenicienta de una religión que si entre ella y el astro se interpusiera maldlice la vida, lo que antes, bąbía tin velo fúnebre. La naturaleza conti. visto en la inoceucia de la infancia. El 2100 su obrá creadora, insensible las esclavo rediinido por Cristo era alora locuras de los hombres, pero estos no el asalariado inoderno, con su dereclío amaron otras flores que las que tras morir de hambre, sin el pan y el parentabau la 117. en las vidrieras de cántaro de agita qlię su anteceso las ojivas, ni admirarou nás árboles contraba en el ergástula. Los mercaque las palineras de piedra que soste deres arrojados del tett plo tenían asenían las bóvedas de las catedrales, gurada la entrada en la gloria eteria Venus ocultó sus desnudeces de inár eran los sostenes de toda virtud. Los mol en las ruinas del incendio, espe privilegiados lablabau del reino de los rando renacer tras un sueño de siglos, cielos como de un placer más que utiabajo el arado del rústico. Il tipo de dir a los que disfrutaban en la tierra, belleza fué la virgen infecunda y en Los pueblos cristianos se exterminaferna, enflaquecida por el ayuino; la ban, no por los caprichos y los odios religiosa, pálida y desinayada como el de sus pastores, sino por algo menos lirio que sostenían sus manos de cera, concretopor el prestigio de an trapo con los ojos lacrimosos, agraudados ondeante, cuyos colores les enloquepor el éxtasis y el dolor de ocultos ci cian, Se inataban friamente lombres licios, que no se habíau visto utinca; que deEl negro ensueño había đurado si jaban sus espaldas un campo por.
glos. Los hombres, renegando de la cultivar y una familia abandonada; naturaleza, habían buscado en la pri Hermanos de dolor en la cadena del vación, en la vida torturada y deforme, trabajo, sin otras diferencias que 12 en la divinización del dolor, el reme lengua y la raza, dio de sus males, la fraternidad ausia E1 las noches de invierno, la grau da, creyendo que la esperauza del cielo tuchedunibre de la miseria pululaba. y la cariclad en la tierra bastarían para en las calles de las ciudades, sin pait la felicidad de los cristianos. y sin techo, corno si estuviese en un he aquí que el mismo lametto que desierto. Los niños lloraban de frío, auliució la muerte del grau dios de la ocultando las pianos bajo los sobacos; Naturaleza, volvía sonar como si re las mujeres de voz aguardentosa se eilglanięntase, con intervalos de sigios, cogían como fieras eu el quicio de 16 las grandes piutaciones de la vida hu puerta, para pasar la poche; los vagatala, Oristo ha niuerto. Cristo ha bundos sin pan, mirabau los balconies nierto!
iluminados de los palacios o seguían el. Sí; há muerto hace tiempocou desfile de las gentes felices que, eutinuó el rebelde. Todas las almas oyen. Vieitas eii pieles en el fondo de suis este grito misterioso en sus momentos carruajes, salían de las fiestas de la ride desesperación. En vano suenan las qureza. una voz, tri vez. la niisma, campanas cada año anunciando que repetía eu sus oídos, qiie zulubaban de Cristo resucitac. Resucita sólo para debilidad: No esperéis nada, Cristo ba los que viven de su herencia. Los que muertol)