108 RENOVACION tuviésen oro. Acaricialja íriconsciente, sjón de que sobre la brisa se iban flocon la mano fina y larga, su barba tardio sus palabras como rosas de luz, rizada. Oh, Rabil Hurmuró María eres Háhlauos vós, Rabli cajité tilla bello, eres dulce, eres grande. Mi Foz dulce. Furé coino si tina fecha de alma te recolloce por el hijo de Dios, oro hubiera rasgado aquel silericio Para mí eres lin Dios. lienchido de meditaciones que, conio Se prosterno sus plantas. De en lu yelo de seda. Aotaba en la sala es tre sus vestidos sacó un frasco de unpaciosa, gitento de vardo, unigió los pies de Háblanos anels, dios frases tan fesús y luego los enjugó con la bauda consoladoras como agirellas con las de seda de sus cabellos blondos. El que los tristes en 111 ocasión: las perfume enervante del nardo se extenaves del cielo. no siegan si allegan en dió eu oleadas por toda la habitaalfolles, y nuestro padre celestial las ción.
alimentar Los lirios del campo j10 esús 110 se movió. Sus ojos protrabajan ni hilau y tui aun Salomón fundos la contemplaban ansiosos, llecon tocla sur gloria fue vestido como dios de anior.
ullo de elloso. Sigue, Rabi, y yo iOh, mujer! susurro acariciador,. cerraré los ojos y soffaré que el viento Su mirada besó la frente admirable que durmura inisterioso entre las pal que yacía sus plantas con un altar meras y los cedros, uos habla con su caído, de Diárniol.
VOZ grave y armoniosa como la tuya. En la sala, de paredes azuladas haQuisiera oirte siempre, Rabí! Ah! bia ahora un silencio extraño, lleno de si supieras! Tus enseñanzas hau fio ansia, de curiosidaci.
Tecido en mi alma. Todos los mirabau sorprendidos; Fué María, la hermosa pecadora, sólo Juan el impoluto, el hermoso y quien así dijo.
amado discípulo, sonreía dulcemente.
Descalisaba en un asiento bajo; Te: Seca, dura como un martillazo, la nía sui soberbia cabeza levantada bacia voz de Judax el fijo de Simón, desel maestro y en 5:18 ojos tranquilos, hizo el encanto: hermosos, había uii destello de ado ¿Por qué no se ha vendido éste ración.
uugüento por trescieuţos denarios y Jesús la iniró. La energía que bri: se dió a los pobres. llaba eu stis pupilas se endulzó como: El Rabi miró su derredor, como al contacto de una caricia; si despertara de uil sueño. Pasó su La Voz Serena, de niodulaciones ex mano por la freute pensativa y se es trañas, que hacía correr por las almas trenieció. Venia del país encantado.
corrientes exquisitas, pobló la gran del país del amor. Todas las cabezas sala y fluyeron de los labios del maes que se levantaban en torno suyo le tro las frases como bálsamos aviables, recordaban sri misión dura, penosa, Habló del reino de su padre donde la que estaba prohibido el ensueño todos son iguales, donde todos son fey erótico, que robaría energías que los lices, donde todos se anan; tristes necesitaban.
Marta la diligente, trajinaba afa. Habló con acento lleno de dolory nosa, y no se quejaba al imaestro de la adPor qué dáis peita esta mujer pot indolericia de stillerniaba como lo que fra feclio está buena obra parahizo el iri día ya ido, porque sabía conmigo. que él la excusaría, como lo hiciera De cierto os digo que donde quiera entonces, que este evangelio fuere predicado, Jesús dejó de hablar. Quedó me también será dicho para memoria de citustose en la espaciosa sala el eco de ella.
su voz, como hubo aromoso de in Sus ojos melancólicos, llenos de cienso quemado en un pebetero de oro. amor, contemplaban la gloria de oro Los que allí estabau tuvieron la ilu que acariciaba sus pies de caminante.