RENOVACION 107. Si observáis con fijeza las genera sénublante, mas, cuando sou llegados ciones que 110 rodeaii coinprenderéis a la generación de árboles sin froidas mui palabra. La savia utleva es la vida huyen al momento para ir nuevamente v; ésta, juventud, verdor, Cuando lá buildir sus trinos y colores en los savia falta la juventud se auşenta, vie follajes, in ne la agonía y la puerta por donde la Si: tal véis, sembradores, já quc militerte llega quella amplia. Véis aquel puestra cilestión. Porque, con verdad grupo de árboles que sólo son armazón os labio; esos pájaros son las simien 11. fröndas? Reparad, varias genera tes que véis plantando. Eti las concieuciones formali e grupo, de los árboles cias rebosautes de savia joven cotisalgunos son bien altos; mas de que les truiráu sus nidos, alif modularán sus yalió si olvidaron lienchir sus vasos en trinos; de las armazones sir frondas, las gencrosas fuentes de savia joven? de los árboles milliertos se oirá sólo el Han muerto, caerán. Reparad mejor. gräzuido de los cuervos asilados allí. Qué véis?
Una nueva y densa bocauada de siVenios que los pájaros vaii regau lencio alizó por entre el grupo de do stts cautos y matices entre los grut obreros que ya salía del bosque, pos de árboles que llevau verdor en el RUBfx COTO Un ensueño del Rabi Jesus pues shis dias antes de la tas y los olivares, se retiraba: int rePascua virto Butzbla: donde estaba Lázaro al 948 babit mor hario de cabras uegras. El pastor iba 10. al Gual Jesús había resucitado de entre los muertos, vestido de pieles y el viento jugaba hicieronte alluna cena y con su larga cabellera. En el foudo.
Marta servia.
Enlaces Muren 10ind una libra claro del poniente y conia pintadas en de anglietto da qardo puro de Ticho precio txió los pies qui: cristal cóncavo se veía volat u1110s le jesús y línipió sus pies cort cigüeñas con rumbo Jerusalén, Bajo sus cabollos.
SamsuAs, Cap. XIL (vers. 2 3! el pórtico de una casita que se alzaha Era eu Betania, La tarde dulce y sobre una colinilla cercana, engalana.
láuguida tocaba el paisaje de wielauco do con hiedra, la joven vestida con lía. Las copas osctiras de los cestros y blática túnica, acariciaba a 11 cordede los cipreses tenían todavía iu beso rillo, de sol Rodeaban la casa plantíos de rosaEl blanco pórtico de la casa de Lá les. Entre el jardíu se arrullaban las zaro sonreía eitre los mirtos. Por la palomas; se las veía blanquear entre puerta abierta penetraha la brisa que la hierba como azucenas caídas.
veuía de jugar entre los pomares ilo En la quietud de la tarde se escu1recidos.
chaba quejarse la buela del molino Allí en la sala espaciosa de paredes doméstico, al que algún criado hacia azyladas y techo de: cedro, estabau girar.
sentados a la mesa Jesús y sus discí. La figura dulcemeute varonil del pulos. También estaba Lázaro et de Rabí se destacaba del grupo como un los ojos proftiados gite vierou tra lirio rojo eu 111 campo triste. Su larvés de la puerta misteriosa y sorpren go albornoz de lana gruesa descendía dieron el secreto de la muerte.
hasta sus pies calzados con sandalias.
El Rahí estaba pensativo. Sus ojos La frente pálida que el sol liabía qite: Oscuros bail soiadores el paisaje mado durante las largas caminatas, q11c enmarcaba la ventana abierta estaba sombreada por las dos bandas Por el camino que se perdía como una de sus cabellos oscuros, que un posfranja de colores claros entre las huer trer rayo de sol hacía brillar como si