RENOVACION el formalismo vacio que observa la que el fin de un establecimiento edurealidad, es decir, el mundo exterior cativo no es hacer aprender, para eso y finalmente reclama instrucción para basta el libro y en ciertos respectos con la mujer, para la madre cuyo cargo ventajas, sino excitar en el joven 111a debe correr la primera educación de vida enteramente oiteva y superior, los riños. Uno de los postulados de verdadero espíritu cieutífico, cosa Pestalozzi, el décimo primero, dice que jamás puede lograr la coacción.
Las relaciones entre el maestro y el ni las prácticas exteriores por medios discipulo debeu cimentarse en el amor. mecánicos.
El noble y grande Scheilemacher cree LUIS FELIPE GONZÁLEZ. CRÓNICAS DE ARTE. FINI TERRE Tengo mi frepté tu cuadro de brial sedeño en que se agitan deliranSagristá el rebelde artista catalán. tes, extraños luminares de pedrería.
He puesto la mirada en el largo Creeríase que la bao trajeado los as.
tato, siu lograr comprender el enigma tros. Sus ojos! Sus enormes ojos de su simbolisino.
fijos, diríase que son los ojos del mal. Ese cuadro me ha parecido ser un los ojos del ocio, los de la traición, los geroglífico escrito con tintas de soniescrito con tintas de soni punzantes ojos de la perfidia. Semejan bra y reflejos de incendio, por los de naio, por los de criptas de oro que irradiaran luz yiodos aviesos de la muerte, sobre el bla lada. Semejan misteriosos surtidores sonado portalón del castillo fantástico de veneno; leyendosos filtros de zugur, en que aloja sus huestes el Placer. Brillau con terrifica intensidad en que Hay en él lúgubres coloraciones, se retuerce el fulgor siniestro de los matices de neurosis, tonalidades diftt puñales. Son enormes ojos, lésbicos. sas de insomnio, trazos desvaidos de ojos de fiebre, ojos niortales.
agonía. y por múltiples resquicios Al pie de esa niujer. de ese monsesparcidos aquí y allá como para dar truo, acaso. revuélvese con dolorosa escape bondos latentos, brota yer y gemidora lentitud un puñado de dosamente pálido el inacabro rafaguear hombres desnudos, pálidos, flácidos, de la lascivia.
mordidos por la estenuación, llenos de Extraño cuadro! Surgeu entre tin Danchuelas de bilis, cuyo aspecto evoremolino gigantesco de llamaradas, ca 111 festín de gusanos hartos de pllnegros hacinamientos de despojos sal Tuleucia. Uno de ellos, poseído de picados de ceniza. despojos que pa eléctrica fruición, de espantoso delirece bubiera dejado allí, como símbolo rar, hipnotizado, se abraza los pies de su memoria, la caravana del vivir de la mujer. Es la ausiedad misma Todo en ese cuadro es hórrido de entregándole su amor al mal. Es la modo desiumbrantę. Hórrido lo blan voluptuosidad besándose con la muerco; horrido lo negro; la sombra, la te. Es la desesperación clavándose una luz.
daga. Destaca en el centro, augtista, egre dcodado sobre el hombro de márgia, imponente, soberana, una ondu mol de la mujer, tin esqueleto de ama.
laute y alta figura de mujer, robada tista encaperuzado de sombras, yergue sin duda a la gallarda concepción del su silueta de terror.
geuio griego, que cubre su trágico en el fondo, hacia lo alto, sobre ademán de vencedora cou fulgente. wu cielo de opaco zafiro con ligeras.