GERMINAL Hay en Costa Rica un grupo numeroso, brillante y homogéneo, al cual debe ella su progreso: cultura y su belleza materiai. Es la agrupación que levantó el Hospital de San Juan de Dios, el Teatro Nacional, la Iglesia de la Merced, y la que tiene al Presidente en una casa modesta y los locos en un palacio. Hélo aqui. Eş la Prensa que lucha, el Ejército que nos guarda, el Magisterio que se sacrifcx, la Juventud que va al Liceo y los campos de sport; son las muchachas que ponen Dotas frescas y alegres en nuestros festivales; y así mismo son ios obreros, y son las gentes sencillas y sonas de las provincias, si las que hay que defender contra los resabios viejos del caciquismo, contra el abuso del alto empleado público, contra la arbitrariedad del agente de policia.
Es ellos, quienes nos dirigimos, y también al Suprenio Gobierno, que con prudencia y tino, y sio vecilaciones, cos ya empujando poco a poco hacia adelante.
Oidio bien; para ellos, y sólo para ellos abre hov GERMINAL sus páginas!
Ojalá que al caer deje tras si algunos rétonos lozanos, algunos arbolitos robus.
tos, producto tardío de esa simiente, que, como la parábola del monte, no cayo sobre pedružcos calcinados ni sobre el polvo de los caminos.
Tenemos el Arme propósito de que en nuestra Revista no aparezcan nonca retratos de señoritas del High Life, para obligarias comprarla, pị mucho.
sienos anuncios. Lo primero, daba buen resultado en otros tiempos, pero hoy está vulgarizado con tanta publicación bárata; lo otro, tal vez nos veamos obti.
gados socorrerlo, si nuestra obra no es simpática al público, si. contra lo.
que nosotros esperamos. no tiene una ecogida cariñosa en todos los hogares. costarricenses; pero si GERMINAL siquiera da para sus gastos no vemos necesidad de entorpecer sus páginas con avisos comerciales ni con adulaciopes ridículas.
Na aos encetraremos dentro de la Turris ebürica de un egoismo olímpico. no! En nuestra Revista hallarán acogida todos los luchadores queros, todos los cerebros que empiezan a pensar. Aunque sus cosayos sean imperfectos. Para ellos dedicaremos una sección especial. Nos forjamos la ilusión de que nuestra empresc es fácil: No tenemos más que seguir por las huellas bien marcadas y precisas que nos ha dejado Ariel.
Esa linda revista nos ha probado una vez más, de cómo entre nosotros sė púci de hacer literatura buena y sana; de cómo se pueden perseguir, sin debilidades y sin complacencias, ideales altos, nobles y grandes, de cómo se puede realizar sin esfuerzo aquella máxima del viejo Horacio: enserar deleitando.
Ojalá que, como Ariet, GERMINAL no se aparte busca de la ruta que se lla frazado desde hoy; ojalá, que ella deje tamblén al cruzar bajo el cielo azut de Costa Rica de esta patria tan buena y tan querida algo como una exhalación fulgurante y perfumada de rosas.
CAMILO CRUZ SANTOS