4. 100 RENOVACION SonO bien, si creyese en vos, dios de tras estrellas otros pálidos mortales luz; seriais bueno como vuestro sol; y sollozan vuestros pies?
pi mi balbuceo ni mi plegaria os pedi. Realidad estúpida o quimera creada plan consejo y asistencia.
por el hombre impaciente de doblar No tendríamos más que bendecir sus rodillas; no merecéis que la estrofa Tuestra suprema dulzura, sin buscaros sagrada os lleve volando su canto mísen parte alguna sino en vuestro cielo tico y suave.
azul. Ni aun conoceríamos la blasfe Vuestros viles servidores iban samia, porque el blasfemo reza confe queado nuestra viña; el fango ha cosarido un Dios.
Irompido vuestra fuente bautismal sin No necesitartamos clamaros auestras que hayáis hecho el menor signo para penas, ni soñar días nás serenos y me dominar el mal y aliviar la pena, jores, puesto que viviendo aquí abajo, He visto doblegarse el bien y triton.
sia dolor y sin cadenas, ignoraríatnos far el vicio, asociar el crimen al sacerla anjargura de las lágrimas.
dote y el guerrero; el poeta morir en Pero dá qué bendeciros, majestuoso un jergón de hospital, y el bardo sin fantasma, si odiáis todo lo que nos es genio comprar suas laureles, querido, y en todas partes, desde los He visto ai tirano comprar los tributechos de mármol los techos de caba. Dos populares, al esclavo venerar su. na, suspira en la carne el eterno dolor? wadena y su mordaza, al millori roba¿A qué buscaros con ávidas miradas do sobre los mezquinos salarios, brillar si sois sordo a los sollozos de los hu al sol como bella mariposa.
manos, y pada desciende de vuestros ¡Y cuando el malvado despoja al vacíos cielos cuando hacia vos tende hombre justo, mientras que la virtud mos nuestros labios y nuestras manos? corre prostituirse, tan poco uso ba1. Deque nos servirá levantar los velos céis de vuestro augusto rayo, que si quę fotan sobre el trono eu que os sen existierais sería preciso pataros ſtáis, y si eri el radiante horror de vuesClovis HUGUES.
El Cristo. Hay que adorar al Cristo sin vacilación, es decir, adorar el carácter resultante del Evangelio; porque todo lo que es sublime participa de lo divino, y el Cristo evangélico es la más bella encarnacióit de Dios es la más hermosa de las formas, que es el hombre moral; esto es realmente el hijo de Dios y el hijo del hombre, Dios en el liombre. No se engañaban estos grandes intérpretes del cristianismo que le bicieron facer sin padre aquí abajo y atribuyerou su generación no un corcio natura. nal y una operación celeste, Símbo lo adruirable que bajo sus velos oculta la verdadera explicación del Cristo ideal. Ea cuanto al hombre de Galilea que los reflejos de la divinidad sustraen casi nuestras miradas, iqué importa que se nos escape? Seguramente el historiador debe desear aclarar semnejante probletna; pero en el fondo las necesidades del hombre religioso y moral están ed ello poco interesadas. bien, qué nos importa lo que ocurrió en Palestina hace inil ochocientos años?
Qué nos importa que Jesús haya nacido en tal o cual villa, que haya tenido tales o cuales antepasados, que haya sufrido tal o cual día de la semana sagrada? Dejemos estas cuestiones a las investigaciones de los curiosos. Serían más bellos los poemas horuéricos si estuviera probado que los hechos que en ellos se cantan soa todos verdaderos. Sería más hermoso el Evan.
gelio si fuera cierto que en determinado punto del espacio y de la duración de un hombre, ha realizado al pie de la u.