BIOGRAFIA DE ELI ALTAMIRANO Página 49 N) se produjeron en los años de 1973 a 1976, y de fines de 1977 a junio de 1979; sin las colosales derrotas que los comunistas infringimos al oposicionismo burgués y proimperialista de UDEL y del FAO; sin las valiosas tareas de formación que realizamos dentro del movimiento popular y revolucionario, que sirvieron de guía y de base para el desarrollo de las luchas antioligárquicas y antimperialistas de las grandes masas; sin la crisis rotunda en que cayeron envueltos el udelismo y el faoísmo a causa de nuestras intensas y fecundas batallas ideológicas y políticas; sin la creación del Movimiento Pueblo Unido (MPU. sin el hundimiento estrepitoso que forjamos a la llamada mediación y a los mediacionistas; sin la desintegración del FAO y la formación del Frente Patriótico Nacional (FPN) y, por último, sin la unificación de todo el movimiento revolucionario de los obreros y la alianza de éste con los sectores democráticos y progresistas de la pequeña burguesía en torno al Plan de Huelga Política y de Insurrección Armada contra el régimen de los Somoza, tareas todas que fueron diseñadas por nuestro Partido, perseguidas, trabajadas y preparadas en largos años de duro y tenaz batallar y que al fin la perseverancia inclaudicable de los comunistas las hizo cristalizar.
pasar por la puerta de sus casas a la triunfante revolución sandinista. Nada más falso que semejantes especies, dichas por quienes no resisten el examen ideológico y político de su historia de revolucionarios, y difundidas en el mundo por advenedizos inescrupulosos que usan como sable de batalla la apología oportunista desde las más cómodas y ambientadas trincheras de combate.
Pero los ideólogos de esas calumnias saben que mienten; saben que en modo alguno dicen verdad.
Es gente que se afana en ocultar que en ese campo la divergencia de comunistas y sandinistas giró entre la concepción leninista sobre la insurrección de las masas populares y la concepción foquista y terrorista sobre la lucha armada.
El recorrido histórico de las naciones por su liberación y el progreso no lo explican, en lo fundamental, actos aislados o heroicos de los hombres ni momentos cumbres de las masas, puesto que en cada caso ellos contienen y representan largos y penosos procesos de luchas de las clases más avanzadas, luchas emprendidas por generaciones tras generaciones de las mismas y que corresponde a cada una de estas cubrir episodios nuevos y más profundos hasta culminar con la victoria.
El desarrollo de los pueblos no es una evolución armónica de principio a fin, sino que un complejo y escarpado proceso de cambios y transformaciones violentas que sólo ha podido darse como resultado de las luchas entre las clases. La historia no puede comprenderse ni explicarse al margen de las luchas de clases. El progreso colosal que hoy experimenta la humanidad, por ejemplo, es un resultado único y lógico del desarrollo histórico de la lucha entre explotados y explotadores, y este fenómeno sólo puede comprenderse y explicarse con arreglo a la lucha entre las clases.
No es posible explicarse el levantamiento general de nuestro pueblo y el derrocamiento del régimen somocista sin partir del desarrollo histórico de la lucha de clase del proletariado nicaragüense; del rol decisivo que jugó el movimiento obrero en general y la lucha revolucionaria de la clase obrera encabezada por su partido político, de clase, en cada una de las etapas de los largos y escabrosos 40 años de combates contra el somocismo.
La insurrección popular y la victoria del 19 de Julio no hubiese sido posible sin el incansable y profundo trabajo del Partido Comunista de Nicaragua en el seno del movimiento obrero y de demás sectores del pueblo; sin las titánicas huelgas del proletariado industrial que, programadas, preparadas y encabezadas por la CAUS (fundada y dirigida por el PC de Para nuestro Partido no están en discusión los méritos de combatiente audaz y perseverante del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Al contrario, los define ante los adversarios del proceso porque de esta forma defiende LA VERDAD HISTORICA; defiende al pueblo y a la revolución, y defiende el aporte gigante que dieron el proletariado, el movimiento obrero, los comunistas y demás sectores revolucionarios y democráticos en la gran empresa victoriosamente consumada.
Pero sin lugar a dudas fueron las históricas y cada vez más pujantes luchas de clase del proletariado y del movimiento obrero revolucionario contra el somocismo, la dominación imperialista y la explotación capitalista, la fuerza e inspiración fundamental para alcanzar el repudio consciente del pueblo a los partidos Liberal Nacionalista y Conservador de Nicaragua, y el factor determinante en la difícil lucha por crear las condiciones subjetivas para el derrocamiento popular de la dinastía Somoza. producto del desarrollo exitoso en la combinación de éstos y demás factores que estaban en juego, las grandes masas populares un día se vieron abocadas al trance decisivo de su larga y escabrosa lucha antidictatorial, democrática y antimperialista, y resueltas se arrojaron a las calles a librar la batalla final en contra del régimen somocista.
El 19 de Julio de 1979 no significó el triunfo del foquismo, del terrorismo ni del sectarismo hegemo