BourgeoisieCapitalismCivil WarCommunismCommunist PartySocialismWorking Class

52 Lecturas de clase del Grupo Internacionalista PRIMERA SUBLEVACION COMUNISTA DE LAS AMERICAS EL SALVADOR 1932: LA MATANZA. traducido de Workers Vanguard No. 282, de junio de 1981 El 22 de enero del año pasado las calles de San Salvador resonaron con la marcha de 200. 000 participantes en la más grande manifestación que jamás ha presenciado el diminuto pais centroamericano de El Salvador. Virtualmente la totalidad de la clase trabajadora así como la población pobre de la capital respondió al llamado hecho por la recién formada alianza de izquierda para una demostración de fuerza contra la junta militar.
Se conmemoraba también otro 22 de enero, de hace medio siglo, cuando la población indígena y los campesinos de El Salvador se sublevaron en la primera insurrección dirigida por comunistas en las Américas. La revuelta de 1932 fue aplastada, con la masacre de unos 30. 000 obreros y campesinos, en su mayoría indígenas trabajadores agrícolas, en las semanas subsiguientes. Prácticamente de la noche a la mañana desapareció un 1 por ciento de la población de El Salvador. Los sindicatos dejaron de existir. El movimiento revolucionario fue liquidado por muchos años. Esto fue La Matanza.
Aquel baño de sangre inauguró 50 años de dictadura militar prácticamente ininterrumpida en El Salvador. Hoy todavía el espectro de 1932 persigue a la clase dominante saļvadoreña en la guerra civil que arde a través del país. la respuesta de los barones del café y de los coroneles de la junta militar ha sido la misma que entonces: el 22 de enero de 1980 dejó un saldo de 100 muertos, obreros, campesinos y moradores de tugurios masacrados por los asesinos militares y paramilitares del régimen. Para la derecha militar otro 32 significa una paz de 100. 000 muertos.
Pero para los izquierdistas salvadoreños La Matanza no es sólo un recuerdo trágico: han tomado como bandera el nombre de Agustín Farabundo Martí, líder de la insurrección de 1932. pesar de la terrible venganza tomada por la clase dominante, 1932 mostró la fuerza tremenda de las masas, trabajadoras, que se levantaron prácticamente sin armas y virtualmente sin dirección, y no obstante lograron apoderarse de buena parte del país antes de que iniciaran su labor asesina las ametralladoras. En condiciones mucho menos favorables de las que existen hoy día, con un movimiento revolucionario débil y una clase obrera poco numerosa, los trabajadores agrícolas y campesinos fueron capaces de arrimarle un susto casi mortal a la burguesía terrateniente en el poder.
Para quienes hoy predican una solución política en El Salvador, 1932 también tiene sus lecciones. No fue durante la sublevación misma donde murieron los 30. 000. Este fue el castigo impuesto por una burguesía aterrorizada después de haber asegurado su victoria. Si los oligarcas salvadoreños y sus militares carniceros sobreviven este reto a su dominio, volverán a tomar venganza en la misma forma.
Sólo el triunfo militar de los rebeldes izquierdistas puede evitarlo. Sólo la revolución socialista puede garantizar que no vuelva a suceder.
Farabundo Marti y 1932 Los orígenes del levantamiento de 1932 se encuentran en la expansión del capitalismo agrario en El Salvador, engranando al país en el mercado mundial, y en el craque de ese mercado con la depresión capitalista de 1929. El desarrollo de las grandes fincas cafetaleras desarraigó a miles de indígenas de sus tierras ancestrales, destruyendo el sistema agrícola comunal que los había sustentado por siglos. Pero con la creación de una masa de asalariados agrícolas y colonos campesinos oprimidos, los magnates del café crearon también un enemigo de clase peligroso.
Cuando al impacto de la depresión el precio del café sufrió un colapso, los campesinos indígenas se encontraron literalmente muriendo de hambre por falta de tierra y de trabajo. Era una situación madura para la rebelión.
Los líderes de la rebelión habían de encontrarse en las filas del recién fundado Partido Comunista Salvadoreño