138 Lecturas de clase del Grupo Internacionalista la presión de los EE. UU. demasiado grande para permitirse el lujo de una perniciosa burocracia situada entre las masas y los apetitos directos del imperialismo.
Además, las empobrecidas y asediadas masas nicaragüenses no están inclinadas a tolerarlo. Aun cuando le ofrecía a Reagan ser socios y negaba las conjeturas acerca de escisiones en el FSLN, Daniel Ortega admitió:. con respecto a la gente común, gente de la calle, bueno, muchas explicaciones tienen que darse porque francamente mucha gente no está contenta con el perdonar a miembros de la contra, particularmente quienes han perdido familiares a manos de esos individuos. National. Public Radio, 25 de enero El 23 de enero, decenas de miles de personas de Managua asistieron a una concentración sandinista jurando no dejar que Reagan derrote su revolución.
Ahora más que nunca, la defensa de la Revolución Nicaragüense significa completar la revolución destruyendo la quinta columna interna que desangra a las desesperadas masas ¡Expropiar la burguesía! Por una revolución agraria para reapropiar la tierra de los ganaderos, de los latifundistas dueños de plantaciones de azúcar y algodón, y de los capitalistas cafetaleros, quienes expropiaron a los empobrecidos campesinos bajo los Somoza y sus predecesores, con la protección de los EE. UU. Para sobrevivir, la Revolución Nicaragüense tiene que detonar la revolución social a lo largo del istmo centroamericano, llevando a la batalla al poderoso proletariado mexicano, y ligándolo con una combativa lucha de clases en el corazón del imperialismo norteamericano. Penguin Lenin y Trotsky, colíderes bolcheviques, en medio de soldados enviados a suprimir el motin en Kronstadt en marzo de 1921. El desgaste de guerra y el colapso económico impulsaron las fuerzas de la contrarrevolución.
esto.
fin a la política del Comunismo de Guerra. los amotinados de Kronstadt atacaron a los Bolcheviques. El dominio comunista ha reducido a toda Rusia a una pobreza, hambre, frío, y otras privaciones sin precedentes.
Están cerradas las fábricas y molinos, los ferrocarriles se hallan al borde de la quiebra. El campo ha sido esquilmado hasta los huesos. Los campesinos y la gente de las ciudades han perdido toda esperanza de que sus vidas lleguen a mejorar. Día a día se acercan cada vez más a la muerte. Los traidores comunistas os han reducido a todo. Citado en Paul Avrich, Kronstadt 1921 (1973)
El propio programa de los de Kronstadt era la utopia anarquista de una federación de comunas autónomas débilmente ligadas. Pero su predominante hostilidad al gobierno comunista los estaba empujando inevitablemente a los brazos de los Guardias Blancos y sus patrones imperialistas. Tanto así que durante el motín su líder principal, Stepan Petrichenko, apeló por ayuda al agente más importante del Centro Nacional contrarrevolucionario en la cercana Finlandia. Suprimido el motín, Petrichenko huyó a Finlandia donde él y sus partidarios negociaron un pacto secreto con el general blanco (y ex barón báltico)
Wrangel. Los líderes Bolcheviques entendieron que el motin de Kronstadt tenía que ser aplastado para que la revolución pudiera sobrevivir.
La supresión del motín de Kronstadt era el trágico acto final de la guerra civil en que los Bolcheviques defendieron el poder proletario contra las fuerzas del mundo imperialista. Aun así el agotamiento económico y social de la Rusia Bolchevique y el asedio imperialista hicieron estragos, llevando a la degeneración burocrática del joven estado soviético y al triunfo de Stalin a mediados de los años veinte. Pero Stalin no es una opción histórica en Nicaragua. No habrá un diminuto estado obrero deformado en Centroamérica rodeado de regímenes títeres de los imperialistas yanquis. El país es demasiado pequeño y atrasado,