Lecturas de clase del Grupo Internacionalista 129 en particular a los grandes terratenientes (la espina dorsal de la contra interna. que producen casi todo lo que el país exporta. Tales medidas, como escribió Trotsky, plantearían directamente la expropiación de la burguesía.
Pero en respuesta al entusiasmo por la Revolución Nicaragüense, varias organizaciones autoproclamadas trotskistas han renunciado abiertamente al programa del trotskismo. El más notorio es el SWP norteamericano de Jack Barnes, quien en un discurso en diciembre de 1982 descartó a Trotsky como ultraizquierdista (ver nuestro folleto Spartacist, The Socialist Workers Party. An Obituary. Barnes no hace sino poner los toques finales al curso antitrotskista que el SWP inició con su capitulación ante Castro. sin embargo la mayoría de los que han afirmado defender al trotskismo contra el renegado Barnes han adoptado una postura respecto al FSLN indistinguible de la del SWP. Mandel, la superestrella del por ejemplo, saca un documento de 30. 000 palabras En defensa de la revolución permanente. mientras la resolución del congreso mundial del sobre La revolución centroamericana declara que el poder pasó a manos de los obreros el 19 de julio de 1979, y no dice nada sobre defender el derecho de huelga o acerca de órganos de poder obrero. En vez de un partido trotskista, los mandelistas llaman a construir el partido revolucionario sandinista. Para los marxistas proletarios las lecciones de la Revolución Cubana son muy diferentes de las conclusiones liquidacionistas de estos antitrotskistas. Como se declara en la resolución de 1961 de la TR, Hacia el renacimiento de la Cuarta Internacional. uno de los documentos de fundación de la tendencia espartaquista. La experiencia desde la Segunda Guerra Mundial ha demostrado que la guerra de guerrillas basada en los campesinos bajo una dirección pequeñoburguesa no puede llevar más allá de un régimen burocrático antiobrero. La creación de tales regímenes ha sido posible bajo las condiciones de decadencia del imperialismo, la desmoralización y desorientación causadas por la traición estalinista, y la ausencia de una dirección revolucionaria marxista de la clase obrera. La revolución colonial puede tener un signo inequívocamente progresista sólo bajo una tal dirección del proletariado revolucionario.
El camino para defender, completar y extender la Revolución Nicaragüense es el camino de Lenin y Trotsky, de la revolución permanente y el reforjamiento de la IV Internacional trotskista, partido mundial de la revolución socialista.