Lecturas de clase del Grupo Internacionalista 123 LIDER SAN CARLOS Firestone JOTNO SUV UPI Glinn Magnum El ejército rebelde castrista entra a La Habana el de enero de 1959 (arriba, izquierda. Guerrilleros sandinistas triunfantes celebran en Managua, julio de 1979 (arriba, derecha. Cuba, Nicaragua y la revolución permanente ADAPTADO DE LE BOLCHEVIK NO. 73, MAYO DE 1987.
El 19 de julio de 1979 más de 100. 000 personas irrumpieron en las calles de Managua para celebrar el derrocamiento de la sanguinaria dictadura de Somoza en una insurrección encabezada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN. Fue la primera revolución popular victoriosa en América Latina desde que el ejército guerrillero de Fidel Castro entró triunfante en La Habana 20 años antes, y fue una seria derrota para el imperialismo yanqui. Como en Cuba, un tirano corrupto instalado por los EE. UU. y universalmente odiado fue reemplazado en el poder por guerrilleros nacionalistas radicales. Al gobierno Carter le preocupaba que Nicaragua pudiera seguir el modelo cubano en política interna así como convertirse en base para intentar exportar la subversión a otras partes de Centroamérica y el Caribe, según las palabras del Washington Post (25 de julio de 1979. Hoy, a ocho años de la Revolución Nicaragüense, con su desenlace aún incierto, la burguesía norteamericana sigue obsesionada con el fantasma de otra Cuba.
Durante todo el período Reagan, Washington ha asociado a Nicaragua con Cuba. pesar de diferencias sobre tácticas, tanto Demócratas como Republicanos comparten la obsesión del informe de la Comisión Kissinger de 1984 con la utilización de Nicaragua como base para los intentos soviéticos y cubanos por penetrar al resto del istmo centroamericano. El año pasado, al oponerse a la ayuda a los mercenarios contras de Reagan, el Demócrata de North Dakota Byron Dorgan recalcó: Yo no deseo otra Cuba en este hemisferio. Si los soviéticos decidieran introducir aviones de combate en Nicaragua, y los nicaragüenses aceptaran, yo apoyaría un bloqueo, yo favorecería que esas pistas de aterrizaje fueran borradas del mapa.
No obstante, los sandinistas jamás han dicho que están construyendo una segunda Cuba. el mismo Fidel Castro les aconsejó que no siguieran el camino cubano. instando al FSLN a que evitara ataques frontales prematuros contra la burguesía. Los comandantes del FSLN han seguido el consejo de Castro. En una entrevista con la revista Time (11 de agosto de 1986. Daniel Ortega