41 AGOSTO DE 1998 proletariado con la contrarrevolución capitalista en la ex Unión Soviética y por toda Europa Oriental. Las crecientes rivalidades interimperialistas y una intensificación tanto de las opresiones racial y antiinmigrante como de la explotación del trabajo han engendrado también luchas defensivas poderosas del proletariado y han creado un polvorín de descontento entre sectores oprimidos y jóvenes de izquierda.
Pero 80 años después de la Revolución de Octubre, cuyas conquistas finalmente desmanteló el estalinismo, la conciencia política del proletariado a nivel internacional ha sido echada atrás. Como trotskistas que luchamos internacionalmente por nuevas revoluciones de Octubre, esta coyuntura nos pone en una situación frágil y llena de desafíos.
La lucha hacia nuevos Octubres tiene dos bases principales. Una es la necesidad de mantener la integridad programática del partido en contra de desafíos internos y externos. La segunda es la necesidad de encontrar apoyo para el programa revolucionario entre sectores del proletariado. Esto se aplica no sólo a lugares donde tenemos secciones nacionales ya existentes, sino que debe ser también un factor para guiar nuestros esfuerzos por extender la presencia comunista a otras áreas del mundo. Como hemos señalado, el impacto ideológico del anuncio con fanfarrias por parte de la burguesía de que el comunismo ha muerto es desigual a través ciel mundo y nuestras oportunidades para el crecimiento no son uniformes.
Desde la Conferencia Internacional de 1992 han sido implementados movimientos significativos de recursos de cuadros. Nos retiramos amargamente, y esperamos temporaimente de la ex Unión Soviética. Hemos extendido nuestra presencia a Sudáfrica, incluyendo el reclutamiento importante de cuadros proletarios a nuestro partido. Los movimientos del capital y una concentración de un proletariado relativamente nuevo y combativo en el Sudeste Asiático han extendido la lucha entre el trabajo y el capital hasta regiones donde tal lucha ha sido hasta ahora improbable. Dada la necesidad urgente de reforzar nuestra sección en Australia, en un estado cercano al colapso en la cúpula, el CEI decidió conscientemente mover recursos de cuadros significativos a Australia para mantener una base para el trabajo en Asia. La LCI tiene recursos limitados, tanto humanos como materiales. La lucha por extender nuestra presencia comunista, aunque condicionada por las circunstancias e incluso la casualidad, debe depender centralmente del cálculo deliberado fundamentalmente por el peso y la viabilidad del proletariado en una región, condicionado por nuestras posibilidades de acceso y las oportunidades que existen. Una evaluación política de dónde existen actualmente las oportunidades políticas. que siempre son transitorias y cómo puede la LCI intersecarlas de la mejor manera es una de las cuestiones a considerar en la III Conferencia Internacional.
En el próximo período probablemente se verá la desintegración y crisis terminal del dominio estalinista en China. El núcleo central de la totalmente corrupta burocracia estalinista china se ha decidido en favor de la restauración capitalista, reafirmada más recientemente por la decisión del congreso nacional del PCCh, de septiembre de 1997, de privatizar las grandes industrias estatales. Pero tal transformación, la cual representaría la liquidación de lo que queda de la economía planificada, no puede ser llevada a cabo sin romper la resistencia de la cada vez más combativa clase obrera china.
Las alternativas de la revolución política proletaria o la contrarrevolución capitalista están planteadas a quemarropa.
La respuesta a la pregunta, za dónde va China? redefinirá al mundo en que vivimos.
La traducción de la Declaración de Principios de la SL al chino y el número actual de Spartacist (ver: Edición en español, No. 28, enero de 1998. centrado sobre China, nos dan algunas herramientas importantes de intervención, incluyendo en la diáspora china. Notablemente, hay también una población china significativa en otras partes de Asia. Actualmente nuestra presencia en la región está limitada al trabajo en y desde Japón y Australia. La expansión seria de nuestro trabajo en la región requerirá probablemente el establecimiento de una estación ubicada más centralmente en relación al trabajo y las oportunidades.
El no reconocer el período en que estamos y la relación necesaria de nuestra pequeña vanguardia revolucionaria con el proletariado, así como la ausencia de la Unión Soviética como un factor activo y determinante en la política, han llevado a la desorientación y han fomentado apetitos de seguir programas políticos y fuerzas políticas ajenas. Estas presiones desintegrantes pesan mucho sobre una pequeña vanguardia leninista con fuerzas limitadas y carente de una base social entre el proletariado. Para discutir extensamente esas cuestiones políticas poco claras y para reorientarnos internacionalmente en este período, una conferencia internacional delegada no sólo es deseable sino necesaria.
El reconocimiento del retroceso histórico de la conciencia política del movimiento obrero y de la izquierda internacionalmente debe ser reflejado en nuestra propaganda, agitación, polémicas contra nuestros oponentes en la izquierda y, ciertamente, nuestros esfuerzos hacia el reagrupamiento revolucionario y el reclutamiento individual de militantes experimentados de la izquierda. El hecho de que casi todos los militantes de la LM LQB brasileña no habían leído El estado y la revolución de Lenin es una advertencia contra el riesgo de asumir un alto nivel de conciencia y conocimiento políticos dentro de un grupo, incluso cuando este parezca superficialmente cercano a nosotros. Nuestra posición y actitud hacia cuestiones básicas tales como la religión y la opresión de la mujer es probable que sea tan crucial para el crecimiento y desarrollo de la LCI en este período como cuestiones tales como la aplicación correcta de la táctica de frente unido o el no votar por un frente popular o sus partidos integrantes.
Con la falta de precedentes históricos para usar como una guía, necesitamos la claridad programática marxista como brújula. El debate y la lucha interna política han sido esenciales para defender el programa revolucionario y forjar los correctivos políticos necesarios. La LCI es más pequeña hoy que durante la II Conferencia Internacional hace cinco años, debido principalmente a la pérdida de cuadros experimentados que se sentían agotados y sin esperanza. La estrechez nacional, el impresionismo pesimista y la adaptación a la sociedad burguesa implícitos en estas deserciones se hicieron políticamente conscientes y fueron combatidos en dos desafíos fraccionales contra nuestro propósito y nuestro programa desde la última conferencia internacional. Estas luchas políticas bien preparadas y documentadas primero el desafío fraccional declarado por Rad y Hayes, luego las maquinaciones subterráneas y adaptaciones centristas del grupo de Norden templaron a nuestros cuadros contra las presiones de este período político.
El impacto de estas mismas presiones sobre tendencias oponentes en el movimiento obrero es evidenciado por la total desaparición de algunos de nuestros competidores, por una nueva ola de entrismo pablista en formaciones