24 SPARTACIST marxista leninista del proletariado como la única fuerza social capaz de hacer la revolución socialista. La LCI se opone fundamentalmente a la doctrina maoísta, enraizada en el menchevismo y en el reformismo estalinista, que rechaza el papel de vanguardia de la clase obrera y lo sustituye con la guerra de guerrillas basada en el campesinado como el camino al socialismo.
Otra extensión del marxismo contribuida por la Liga Comunista Internacional al analizar al estalinismo fue nuestro entendimiento de la Revolución Cubana (ver: Cuadernos Marxistas No. 2, Cuba y la teoría marxista. que iluminó en retrospectiva el curso de las revoluciones china y yugoslava. En Cuba, un movimiento pequeñoburgués bajo circunstancias excepcionales la ausencia de una clase obrera como contendiente por el poder social por derecho propio, la huida de la burguesía nacional y el cerco imperialista hostil, y un salvavidas lanzado por la Unión Soviética derrocó a la vieja dictadura de Batista y finalmente aplastó las relaciones de propiedad capitalistas. Pero el castrismo (al igual que otros movimientos guerrilleros basados en el campesinado)
no puede llevar a la clase obrera al poder político.
Bajo las circunstancias históricas más favorables que se puedan imaginar, el campesinado pequeñoburgués sólo fue capaz de crear un estado obrero burocráticamente deformado; esto es, un estado de la misma especie que el que surgió de la contrarrevolución política de Stalin en la Unión Soviética; un régimen antiobrero que bloqueó las posibilidades de extender la revolución social a Latinoamérica y Norteamérica, y suprimió el futuro desarrollo de Cuba en dirección al socialismo. Para poner a la clase trabajadora en el poder político y abrir el camino al desarrollo socialista, se requiere una revolución política suplementaria dirigida por un partido trotskista. Con la destrucción del estado obrero degenerado soviético y, consiguientemente, con la falta de un salvavidas fácilmente disponible contra el cerco imperialista, se ha cerrado la estrecha apertura histórica en la que las fuerzas pequeñoburguesas pudieron derrocar el dominio capitalista local, subrayando la perspectiva trotskista de la revolución permanente.
son gobiernos capitalistas que administran el dominio capitalista (ej. los numerosos gobiernos del Partido Laborista en Gran Bretaña. En los casos en los que los partidos obreros reformistas de masas se presenten como representantes de los intereses de la clase obrera, independientes de y contra los partidos burgueses, puede ser apropiado que los revolucionarios apliquen la táctica del apoyo crítico. del mismo modo que la soga sostiene al ahorcado. Ese tipo de apoyo electoral crítico sirve como un medio para que los revolucionarios exacerben la contradicción entre la base proletaria y la dirección procapitalista. Sin embargo, la inclusión de una formación política no proletaria por pequeña que sea (como los liberales, los eco maniacos Verdes en Occidente, o los nacionalistas burgueses) actúa como garante del programa burgués, suprimiendo esta contradicción.
El frente único antiimperialista es la forma particular que la colaboración de clases asume con mayor frecuencia en los países coloniales y excoloniales, desde la liquidación del Partido Comunista Chino en el Guomindang de Chiang Kai shek en los años 20 hasta las décadas de postración de la izquierda sudafricana ante el Congreso Nacional Africano (CNA. que se ha convertido en una fachada patrocinada por el imperialismo para el capitalismo del neoapartheid. Hoy, en América Latina, el nacionalismo antiyanqui es la herramienta principal con la que los obreros combativos y los campesinos insurgentes son inducidos a poner sus esperanzas en los burgueses radicales. El programa de Trotsky de la revolución permanente es la alternativa a la confianza en fantasías respecto a la atrasada burguesía dependiente del imperialismo del propio país oprimido como el vehículo para la liberación.
12. El partido revolucionario: su programa, organización y disciplina 11. El frente popular: no una táctica sino el mayor de los crímenes Desde España en 1936 hasta Chile en 1973, oportunidades maduras para la revolución proletaria han sido descarriladas a través del mecanismo del frente popular, que ata a los explotados a sus explotadores, y abre el camino a dictaduras fascistas y bonapartistas. León Trotsky afirmó: Al adormecer a los obreros y campesinos con ilusiones parlamentarias, al paralizar su voluntad de lucha, el Frente Popular genera las condiciones favorables para el triunfo del fascismo. El proletariado pagará la política de coalición con la burguesía con años de tormentos y sacrificios, si no con décadas de terror fascista. El nuevo ascenso revolucionario y las tareas de la Cuarta Internacional. julio de 1936. Como Lenin y Trotsky, la LCI se opone en principio a toda coalición con partidos capitalistas. frentes populares. tanto en el gobierno como en la oposición, y nos oponemos a votar por los partidos obreros en frentes populares. Gobiernos parlanientarios formados por partidos obreros reformistas. partidos obreros burgueses. como los definió Lenin. No puede triunfar la revolución proletaria sin el partido, aparte del partido, al encuentro del partido o por un sucedáneo del partido (León Trotsky, Lecciones de Octubre 1924. Luchamos por la construcción de un partido revolucionario, el instrumento para llevar la conciencia política al proletariado, buscando convertirnos en la principal fuerza ofensiva y conductora a través de la cual la clase obrera haga y consolide la revolución socialista. Nuestro objetivo es un estado mayor revolucionario cuyos cuadros dirigentes deben ser entrenados y probados en la lucha de clases. El partido lucha por ganar la dirección de la clase sobre las bases de su programa y determinación revolucionaria; busca entender el pasado en su conjunto para poder evaluar la situación presente. El reto está en reconocer y responder audazmente al momento revolucionario cuando éste se presente, ese momento en el que las fuerzas del proletariado tengan la mayor confianza y preparación, y las fuerzas del viejo orden se encuentren en la mayor desmoralización y desorganización. En tal partido revolucionario se cristaliza la aspiración de las masas a obtener su libertad; simboliza su voluntad revolucionaria y será el instrumento de su victoria.
Como escribió Trotsky en el Programa de Transición. La tarea estratégica del próximo período (un período prerrevolucionario de agitación, propaganda y organización) consiste en superar la contradicción entre la madurez de las condiciones revolucionarias objetivas y la inmadurez del proletariado y su