AGOSTO DE 1998 15 socialismo científico y la revolución proletaria. No es el comunismo, sino su parodia, el estalinismo, el que ha demostrado ser un callejón sin salida.
La contrarrevolución victoriosa no sólo ha devastado material e ideológicamente a los proletariados exsoviético y de Europa Oriental; en toda una serie de países (ej. Italia, Francia) donde los partidos comunistas comandaban la lealtad de capas avanzadas de la clase obrera, el proletariado se creyó la mentira de que el socialismo ha fracasado. promovida por las burocracias estalinistas dominantes que gobernaban estos estados obreros deformados y que presidieron sobre su destrucción. El Kremlin, apoyado por los estalinistas de Alemania Oriental, dirigió la contrarrevolución en la RDA, apresurándose a entregar el país al IV Reich. La burocracia del Kremlin bajo Gorbachov llevó a cabo su traición final terminal, declarando que el socialismo había sido un experimento utópico, condenado de antemano, y proclamando la superioridad del sistema de mercado capitalista. El PCUS en desintegración engendró pandillas abiertamente contrarrevolucionarias, dirigidas por Boris Yeltsin, quien actuó como el agente declarado del imperialismo estadounidense en la restauración del capitalismo. Por lo tanto, las castas estalinistas dominantes y sus correligionarios en el Occidente tienen la responsabilidad directa por la destrucción de las aspiraciones socialistas de las capas proletarias avanzadas en Europa Occidental y otros lugares.
La afirmación de Trotsky en el Programa de Transición de 1938 de que El rasgo fundamental de la situación política mundial en su conjunto es la crisis histórica de la dirección proletaria. antedata el profundo retroceso actual de la conciencia proletaria. La realidad de este período postsoviético agrega una nueva dimensión a la observación de Trotsky. La única manera de superar este retroceso y de que la clase obrera se pueda transformar en una clase para sí; es decir, en lucha por la revolución socialista, es reforjar un partido leninista trotskista internacional como la dirección de la clase obrera. El marxismo debe ganarse de nuevo la lealtad del proletariado.
En China, la ideología nacionalista extrema propulsada por la burocracia estalinista dominante, es un puente directo a la restauración capitalista. La esencia de la contrarrevolución de las reformas de mercado en China es el esfuerzo de la burocracia por convertirse en socia en la explotación de fuerzas capitalistas, y especialmente de los capitalistas chinos que no fueron destruidos como clase (como lo fueran sus contrapartes rusos después de Octubre de 1917. sino que siguieron funcionando en Taiwán, Hong Kong, Singapur y otras partes. China ha construido zonas económicas especiales como islas de explotación imperialista y mantiene intocable la economía capitalista del reintegrado Hong Kong, al tiempo que el ejército y la burocracia están generalmente involucrados en negocios a gran escala.
Ahora, la burocracia, sectores de la cual buscan convertirse en los nuevos explotadores capitalistas, se orienta a la destrucción total de la industria estatal, planteando así el desmantelamiento de lo que queda de la economía planificada del estado obrero deformado.
Este rumbo no puede consumarse sin romper la resistencia de la combativa clase obrera. La burocracia estalinista en el poder demostró en 1989 en la plaza de Tiananmen una incipiente revolución política, tanto su miedo al proletariado como su intención de recurrir a la fuerza bruta sin los adornos del glasnost (la apertura política del líder soviético Gorbachov. Las alternativas para China son: revolución Reuters Plaza Tiananmen, Beijing, mayo de 1989: Los obreros chinos defendieron a los manifestantes estudiantiles y se opusieron a las reformas procapitalistas de Deng. Cuando los trabajadores entraron en masa en las protestas el régimen estalinista tembló. interimperialista sobre la mesa, podemos esperar que los reformistas y centristas de hoy actúen de acuerdo con el espíritu de sus predecesores socialdemócratas del de agosto de 1914, apoyando a sus propios gobernantes en tiempos de guerra. Su apoyo a la contrarrevolución en la URSS estuvo plenamente de acuerdo con este espíritu.
Junto a la pauperización de las masas en la URSS, el fratricidio de limpieza étnica se desencadena a través de los débiles estados capitalistas nuevos de Europa Oriental y las ex repúblicas soviéticas en las que la ideología nacionalista sustituyó al inexistente capital como fuerza motriz de la contrarrevolución. En la secuela de la contrarrevolución, la ideología nacionalista que con frecuencia es el resurgimiento de antagonismos nacionales de antes de la Segunda Guerra Mundial presentes en los estados capitalistas de esta región, se convierte de nuevo en el principal obstáculo a través del cual los revolucionarios debemos irrumpir.
En Europa Occidental, la red de seguridad de medidas de asistencia social es recortada salvajemente por las burguesías que ya no ven ninguna necesidad de conjurar el fantasma del comunismo mediante la satisfacción de las necesidades.
Aunque el clima ideológico de la muerte del comunismo afecta la conciencia del proletariado, una tajante lucha de clases en muchos países del mundo provee las bases objetivas para la regeneración del marxismo como la teoría del