14 SPARTACIST por la propaganda nacionalista rusa producida en masa por Stalin. Al final, Stalin y sus herederos tuvieron éxito en estampar su perspectiva nacionalista en los pueblos soviéticos; el internacionalismo proletario terminó siendo despreciado como una oscura herejía trotskista para exportar la revolución o cínicamente vaciado de contenido.
Dispersa y despojada de toda dirección anticapitalista, carente de toda conciencia de clase socialista coherente y consecuente, y escéptica sobre la posibilidad de la lucha de clases en los países capitalistas, la clase obrera soviética no movilizó su resistencia contra la creciente contrarrevolución capitalista. Y, como notó Trotsky en La Internacional Comunista después de Lenin: Si un ejército en situación crítica capitula ante el enemigo sin combatir, este hundimiento reemplaza perfectamente a una batalla decisiva. tanto en política como en la guerra.
Los documentos de Joseph Seymour, Sobre el colapso del dominio estalinista en Europa Oriental. y de Albert St.
John, Por la claridad marxista y una perspectiva para el avance. que aparecen en Spartacist No. 24, marzo de 1992, y el folleto espartaquista, How the Soviet Workers State Was Strangled (Cómo fue estrangulado el estado obrero soviético) publicado en inglés en agosto de 1993 (parte del cual fue publicado en español en Espartaco No. 4, primavera de 1993. proveen un análisis de la crisis terminal del estalinismo. Como fue apuntado en el documento de Seymour. En el transcurso de su larga lucha contra la burocracia estalinista, Trotsky consideró varias vías diferentes por las cuales el capitalismo podría ser restaurado en la Unión Soviética.
Trotsky usó la frase proyectar de atrás hacia adelante la película del reformismo para polemizar contra aquellos supuestos izquierdistas que mantenían que el régimen de Stalin ya había transformado a la URSS en un estado burgués mediante un proceso orgánico y gradual bernsteinismo en reversa.
El juicio de Trotsky de que una contrarrevolución capitalista, así como la revolución política proletaria, en la Rusia de Stalin desencadenaría una guerra civil fue un pronóstico, no un dogma. Asumía como base la resistencia de la clase obrera, no la resistencia de elementos conservadores en el aparato burocrático. Así es como se plantea cuestión en La revolución traicionada. El elemento decisivo es la conciencia de la clase obrera soviética, que no es estática sino afectada por innumerables factores cambiantes dentro y fuera de la URSS.
Como observó St. John. diferencia de la anarquía económica burguesa la economía socialista planificada no se construye automática sino conscientemente. Por lo tanto, escribe Trotsky. el avance hacia el socialismo es inseparable del poder estatal que desea el socialismo o se ve obligado a desearlo. Concluyendo que sin la intervención de la vanguardia proletaria consciente, el colapso del régimen político estalinista conduciría inevitablemente a la liquidación de la economía planificada y la restauración de la propiedad privada.
La cuestión rusa ha sido la cuestión política definitoria del siglo XX y la piedra de toque para los revolucionarios.
Nosotros los trotskistas nos mantuvimos en nuestros puestos y peleamos para mantener y extender las conquistas revolucionarias de la clase obrera, mientras todas las otras tendencias del planeta capitulaban a la presión ideológica del anticomunismo imperialista. Sobre todo, nuestra defensa de la URSS se expresó en nuestra lucha por nuevas revoluciones de Octubre alrededor del mundo.
La responsabilidad de la destrucción contrarrevolucionaria de la Unión Soviética recae también en todo tipo de reformistas y centristas que se alinearon detrás de sus propios dirigentes capitalistas contra la URSS, incluyendo su apoyo a todo movimiento reaccionario desde la polaca Solidarność hasta los carniceros fundamentalistas islámicos en Afganistán. Las consecuencias devastadoras mundiales de la contrarrevolución soviética destruyen también al nivel teórico a aquellas teorías antimarxistas de que la burocracia estalinista era capitalista de estado. de acuerdo a las cuales, la contrarrevolución soviética habría sido un mero cambio de una forma de capitalismo a otra.
La ascendencia de Boris Yeltsin y las fuerzas de la restauración capitalista en agosto de 1991 fue un evento crucial en determinar el destino de la Unión Soviética, pero la ruina final de la Revolución de Octubre no era un resultado inevitable. Los espartaquistas distribuimos a través de la Unión Soviética más de 100 mil copias en ruso de nuestro artículo de agosto de 1991; Obreros soviéticos. Derrotar la contrarrevolución de Yeltsin y Bush! donde escribimos que unas movilizaciones obreras debieron haber limpiado la escoria contrarrevolucionaria en las barricadas de Yeltsin, abriendo así el camino a una revolución política proletaria. Llamamos por una revolución política para derrotar la restauración capitalista y regresar el poder político al proletariado soviético. Sólo aquéllos que estaban bajo la influencia de la ideología capitalista o sus gratificaciones materiales se apresuraron a dar por perdida a la Unión Soviética en ese momento. La ausencia de resistencia de una clase obrera que había sido traicionada y dispersada durante décadas de mal gobierno y feroz represión estalinistas, fue el factor decisivo en la destrucción del estado obrero soviético.
Nuestra defensa de la URSS no estaba limitada a nuestro programa para la URSS: la defensa militar incondicional contra el imperialismo y la contrarrevolución interna; por la revolución política proletaria para echar a la burocracia y volver la URSS al camino de Lenin y Trotsky. También se expresó en nuestra defensa militar incondicional de la Revolución Vietnamita; en nuestra oposición a la campaña de Solidarność, financiada por Wall Street y el Vaticano, para derribar al estado obrero deformado polaco; en nuestro llamado ¡Viva Ejército Rojo en Afganistán. Extender las conquistas sociales de la Revolución de Octubre a los pueblos afganos. en nuestra intervención activa por la reunificación revolucionaria de Alemania.
La historia dicta sus veredictos estrepitosamente. La ascendencia de la contrarrevolución en la ex URSS es una derrota sin paralelo para los trabajadores de todo el mundo que alteró decisivamente el panorama político de este planeta. Ya sin la rivalidad del poderío militar soviético, el imperialismo estadounidense ha proclamado un mundo de una superpotencia. pisoteando a pueblos semicoloniales desde el Golfo Pérsico hasta Haití. No siendo ya la fuente de poderío económico sin par del imperialismo mundial, los Estados Unidos mantienen todavía la ventaja brutal de su poderío militar, aunque a veces prefieran camuflar su terror bajo la hoja de parra humanitaria de la guarida de ladrones de las Naciones Unidas (descripción de Lenin de la predecesora de la ONU, la Liga de las Naciones. Pero los imperialismos rivales, especialmente Alemania y Japón, ya sin estar restringidos por la unidad antisoviética, están siguiendo con premura sus propios apetitos para controlar los mercados mundiales y proyectando concomitantemente su poder militar. En los conflictos entre bloques comerciales region es rivales se agudizan los perfiles de futuras guerras. Frente al crecimiento de las rivalidades interimperialistas, reafirmamos. El enemigo principal está en el propio país!
Mirando retrospectivamente al período previo a la Primera Guerra Mundial, el actual mundo post Guerra Fría presenta muchos paralelos. con la cuestión de un nuevo conflicto