AGOSTO DE 1998 11 ПРОЛЕТАРИИ ВСЕХ ВРАИЛНЯИТЕВА AA SAFFECT THE PERSON Es lebe dic in Internationale!
VIVE LA JNTERNATIONALE. LONG Shteinberg Lenin y León Trotsky entre un grupo de delegados al Congreso de la Internacional Comunista en Moscú, marzo de 1919.
igualmente de donde proviene el nuevo sentido del partido y de su dirección. En la actualidad, cada nueva variación brusca de la situación política hacia la izquierda pone la decisión en las manos del partido revolucionario. Si éste deja pasar el momento crítico en el que la situación cambia, ésta se transforma en su contraria. En circunstancias tales, el papel de la dirección del partido cobra una importancia excepcional.
Las palabras de Lenin según las cuales dos o tres días pueden decidir la suerte de la revolución internacional, no podían ser comprendidas en los tiempos de la II Internacional. En nuestra época, por el contrario, no han tenido sino demasiadas confirmaciones negativas, con la excepción de Octubre.
revolucionario es el arma indispensable de los trabajadores para su victoria.
La clase dominante tiene bajo su mando el monopolio de los medios de violencia, su aparato burocrático y político dominante, su enorme riqueza y conexiones, y su control de la educación, los medios masivos de comunicación y todas las otras instituciones de la sociedad capitalista. Contra semejante fuerza, un estado obrero sólo puede ser forjado por un proletariado plenamente consciente de sus tareas, organizado para llevarlas a cabo y determinado a defender sus conquistas contra la violencia contrarrevolucionaria de la clase dominante.
Mediante la adquisición de conciencia política, la clase obrera deja de ser una mera clase en sí para convertirse en una clase para sí, consciente de su tarea histórica de tomar el poder estatal y reorganizar la sociedad. Esta conciencia no se genera espontáneamente en el curso de las luchas de clases cotidianas de los obreros; debe ser llevada a estos por el partido revolucionario. Por eso, la tarea del partido revolucionario es la de forjar al proletariado para convertirlo en una fuerza política suficiente al infundirle la conciencia de su verdadera situación, educarlo en las lecciones históricas de la lucha de clases, templarlo en luchas cada vez más profundas, destruyendo sus ilusiones, fortaleciendo su voluntad revolucionaria y confianza en sí mismo, y organizando el derrocamiento de todas las fuerzas que se interpongan a la conquista del poder. Una clase obrera consciente es la fuerza decisiva de la historia.
En la época imperialista se subraya la naturaleza indispensable de la tarea de forjar un partido de vanguardia y pulir su filo revolucionario preparándose para las inevitables crisis revolucionarias. Como apuntó Trotsky en La Internacional Comunista después de Lenin (1928. El carácter revolucionario de la época no consiste en permitir a cada instante hacer la revolución, es decir, tomar el poder.
Este carácter revolucionario está asegurado por profundas y bruscas oscilaciones, por cambios frecuentes y brutales. de una situación francamente revolucionaria. Es únicamente de este carácter de donde se deduce la plena significación de la estrategia revolucionaria por oposición a la táctica. Es de ahí 3. Somos el partido de la Revolución Rusa La Revolución Rusa de octubre de 1917 sacó a la doctrina marxista de la revolución proletaria del reino de la teoría y la hizo realidad, creando una sociedad donde aquéllos que trabajaban gobernaban a través de la dictadura del proletariado. Esta revolución proletaria dirigida por el Partido Bolchevique en Rusia no fue solamente hecha para Rusia. Para los marxistas revolucionarios, la Revolución Rusa fue vista como la señal de arranque de la lucha necesariamente internacional de la clase obrera contra el dominio del capital mundial. Los bolcheviques de Lenin rompieron la cadena capitalista por el eslabón más débil, bajo el entendimiento de que a menos que la revolución proletaria fuera extendida a las principales potencias capitalistas, de manera más inmediata a Alemania, una dictadura del proletariado aislada en Rusia no podría sobrevivir mucho tiempo.
Las oportunidades fueron múltiples, pero los nuevos partidos revolucionarios fuera de Rusia eran demasiado nuevos, esto es, demasiado débiles y políticamente inmaduros para aprovecharlas. En Europa, especialmente en Alemania, la socialdemocracia sirvió a sus amos burgueses, ayudando a restablecer su orden y sumándose a ellos en su hostilidad a la Revolución de Octubre. En otras partes, en las regiones y naciones menos desarrolladas, el nacionalismo fue la